Libro Medicina Basada en Evidencias MBE Alberto Narvaez | Page 46

demuestra ser útil, en alguna medida, para conseguir el objetivo último de la práctica
sanitaria: " hacer el bien por nuestros pacientes ", o para ser más exactos y rigurosos,
maximizar la cantidad y calidad de vida de los pacientes mediante una atención sanitaria
que proporcione un óptimo balance entre los beneficios aportados
y
los
riesgos
inherentes a toda forma de atención sanitaria.
No obstante, no cuestionarse nada acerca de nuestra propia práctica clínica es un error en la que no debemos caer. En algunas ocasiones, resulta sumamente fácil identificar un problema clínico que pone de manifiesto nuestra ignorancia e inseguridad al respecto. Por ejemplo, cuando se presenta un paciente con una patología rara o que no hemos manejado con anterioridad. En ese caso, resulta sencillo reconocer que uno presenta un vacío de conocimiento y ello le impulsa a buscar la respuesta más adecuada. No obstante, en otras ocasiones uno no es consciente de que existe un problema. Esto puede ocurrir cuando se ha seguido siempre un mismo procedimiento ante una situación clínica concreta, sin estar prevenido de la posibilidad de que este procedimiento haya quedado obsoleto y haya sido superado por otras alternativas mejores.
Esta situación, ciertamente habitual, podría ser catalogada como de " falsa seguridad " o de " certeza inconsistente e infundada " puesto que no se fundamenta en evidencias científicas fiables y sólidas. Ser consciente de este problema es precisamente una de las tareas más difíciles a las que nos enfrentamos, y requiere adquirir hábitos y destrezas para evaluar de forma crítica y permanente nuestra propia práctica clínica actual.
Lo anterior supone un cambio radical de actitud en el ejercicio de la profesión, por cuanto supone aceptar la posibilidad de que aquello que uno hace-y que hace bien-, no siempre será lo mejor y más adecuado, a la luz del conocimiento que nos proporcionan los nuevos hallazgos científicos. Así, son varias las señales de alerta que debemos aprender a detectar y que debieran activar los resortes de análisis crítico de la propia práctica sanitaria por si pudiera existir un problema:
� Cuando otros colegas han empezado a utilizar enfoques alternativos al nuestro, �
Cualquier signo o indicio de que nuestra práctica no es tan efectiva como uno supone y espera. Por ejemplo, ante la insatisfacción o queja de un paciente, o los resultados de un estudio de evaluación o de la comparación con otros datos,
� Publicación de artículos que sugieren que en otro lugar se ha modificado una práctica.
4.1.3. Reconociendo la incertidumbre
El reconocer la incertidumbre implica, el ya no comportarse como una“ vaca sagrada” o un super experto que " todo lo sabe, o se le debe suponer, aún a pesar de su propia incertidumbre " sino reconocer las incertidumbres y estar dispuesto a utilizarlas como una oportunidad para aprender. Esta actitud alerta o reflexiva del médico-a, del profesional de la salud o del estudiante permite que la atención sanitaria que proporciona se desplace de forma progresiva a lo largo del continuum que va desde la " certidumbre infundada " hasta la " certeza basada en evidencias ".
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