Libro: Estado, pensamiento crítico y políticas públicas LIBRO IIESES 2018 | Page 191
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para influir sobre las preferencias de los ciudadanos. La probabilidad ofrece a las
empresas la ocasión para acercarse a nuevos consumidores. A su vez, descubre
oportunidades para hacer inferencias con cifras económicas que permiten
diseñar y perfeccionar programas de propaganda publicitaria. Sometida a la
oferta y a la demanda, como cualquier otro recurso, la información personal se
transforma en un objeto de intercambio que abre la posibilidad para multiplicar
las utilidades de las empresas.
Para Ana Sánchez “los datos personales son susceptibles de circular en
el mercado a través del libre consentimiento, pasan a ser una mercancía más de
un proceso de producción, intercambio y consumo. Las informaciones se
almacenan en bancos de datos para luego ser vendidas según demandas
específicas. El espacio privado se ve alterado cada vez más por la competencia
económica, así como la vida de la administración obliga a un empleo mayor de
instrumentos que se organizan a partir de recursos de información y datos”
(2013, 40).
La clave que ha posibilitado el intercambio masivo de información es el
desarrollo de las tecnologías digitales. Con la reducción de los costos de los
equipos electrónicos, aunado a la facilidad y el aprendizaje de su manejo, las
oportunidades para obtener y concentrar datos se multiplican. Al mismo tiempo,
estas tecnologías permiten copiar y reproducir con fidelidad grandes volúmenes
de información para ser distribuida sin grandes impedimentos. En contraste con
los antiguos métodos, la elaboración actual de documentos que dan constancia
de la identidad de las personas es más compleja. Los dispositivos de seguridad
son más especializados a fin de prevenir plagios o falsificaciones. Sin embargo,
mientras las instituciones públicas se han concentrado en las tareas de
resguardar la fidelidad de la documentación emitida, poco se ha establecido en
defensa del manejo y distribución de la información personal.
IV. CONCLUSIONES
El control de la información se ha desconcentrado. Se ha pasado de la vigilancia
estatal sobre los datos personales al manejo de información conducida por una
gran heterogeneidad de organismos particulares. Es inevitable que las
instituciones públicas requieran de grandes suministros de información, pero
están impedidas para distribuirla. En cambio, las empresas privadas obtienen