Libro digital 1 TOMO-5 | Page 75

EL IMPERIO INCAICO 47
resaltante desde aquel andén del Collcampata o San Cristóbal, hacia la ciudad y en especial hasta la Plaza Mayor, la pareja incaica, de razonable tamaño, vaciada por supuesto en bronce, y con sobredorados en las armas e insignias. El lugar estaría muy conforme con la tradición más vulgarizada, que ha denominado siempre Palado de? rfanco Cápac a aquel cuyas ruinas forman el fondo de dicha plaza, Cierto es que parece lo más versimil que el efectivo Sinchi Manco, en compañía de sus ayllus y clanes, se estableciera en 1nticancha( el posterior templo de Coricancha y actual monasterio de San Domingo), y que su prosapia o descendencia peculiar, así como la de todos los primeros monarcas, fue de Hanancuzcos o sea habitantes del barrioinferior. Pero como también consta que el asiento de los ayllos imperiales se transtornó o renovó en el reinado de Pachacútec, y toda esta materia es tan confusa e inextricable, creo preferible atenerse, para la colocación del monumento, a la versión común, única apreciada por el vulgo, a cuya imaginación hay que dirigirse preferentemente, y a las sustanciales conveniencias estéticas, sin atender a nimiedades de topología, harto opinables y dudosas además en este caso. Por otra parte, la ladera de Collcampata, habitárala o no el primer sinchi incaico, es tan ilustre en la historia del Perú aborigen como las plazas de Santo Domingo y Rímacpampa, presunta morada de la primera dinastía; y es para el objeto propuesto incomparablemente más vistosa que toda la región baja. Poquísimos sitios en el Cuzco y en todo el Perú pueden conpetir con la explanada de Collampata en lo venerable y sugestivo. Henchida de recuerdos, está pidiendo a voces ios ornamentos del Arte. Allí se hallaba, según algunos cronistas, el campo sagrado que en la festividad del gran Raymi araba el soberano con el arado de oro; allí se adoraban el manantial de la Coya Curi OdIo y la pena divina que simbolizaba a Quizco Sinchi, uno de los cuatro aya-