Libro digital 1 TOMO-5 | Page 451

EL IMPERIO INCAICO 407 El idioma oficial obligatorio de los Incas fue el que- chua, ya en su forma moderna (runasimi). Tuvieron ade- más los Incas su lengua particular o cortesana, que era prohibida para cuantos no pertenecían a la raza incaica o clanes imperiales. Esta lengua cortesana o secreta, que se ha perdido con la conquista española, no era sino el dialecto quechua propio de la comarca de Pacaritambo, solar de las tribus incaicas. Pero el quechua común sub- siste, hablado por más de tres millones de personas en las serranías del Ecuador, del Perú y del sur de Bolivia, y hasta hace pocas generaciones se usaba en todo el norte de la Argentina. Tiene alguna literatura, pues los españo· les y muy especialmente los misioneros recogieron las o- raciones y cantares orales, y aún compusieron sermones y dramas mixtos, con elementos de procedencia española, como el célebre drama Ollanta. Fue naturalmente, de las lenguas indígenas, la que más influyó sobre nuestro cas- tellano del Perú, suministrándonos muchas palabras, pues el aymara se ha recluído en una de las provincias de Pu- no, y en las de La Paz y Oruro en Bolivia. Pasando al castellano hablado del Perú, me reduciré a observar, para no prolongar demasiado esta charla, que sus particularidades fonéticas son las del andalucismo en· España, semejanza que le es común con las otras regiones hispano-americanas. De allí provienen la proscripción de la e y la z, sin más excepción natable que el habla cuz- queña en algunas pocas voces (doce, diecisiete); y la as- piración de la h por ejemplo en jalar (halar), juerga y. jijo (plebeyismo de huelga e hijo), jeder, joz y jocear (de heder, hoz y hocear). Otros fenómenos han sido gene- rales en todo el ámbito del idioma, como desde el siglo XVII la transformación del sonido x en j, que ha desfi- gurado tanto las etimologías indígenas, (Cajamarca, Jauja, Cajatambo) .