EL IMPERIO INCAICO 397
Sarmiento. También aparece incierto el descubrimiento y remisión a Lima de la momia de Y áhuar Huácac, como se verá por el texto y las correcciones marginales de la referida ' Historia de Sarmiento de Gamboa, de la cual se desprende la mera creencia o posibilidad de haberse halla · do el cuerpo de Yáhuar Huácac en el pueblo de Paullu.
De Huáscar no quedó momia. Ni " lo embalzamaron sus asesinos; sino que lo descuartizaron, y arrojaron los pedazos de su cuerpo al río Yanamayo; Atahualpa, enterrado en Cajamarca, fue en secreto exhumado por sus indios y llevado sin duda a Quito. De los últimos Incas, Sayri Túpac y Túpac Yupanqui, se sabe de cierto, que los sepultaron en la iglesia de Santo Domingo del Cuzco, como que fueron bautizados.
Las nueve o diez momias reales, enviadas por Ondegardo a Lima, a D. Andrés de Mendoza, Marqués de Cañete, se llevaron al Hospital de Españoles de San Andrés, fundación del nombrado Virrey. El Padre Acosta dice que aHí las vieron muchos castellanos; y que cuando él escribía, ya estaban maltratadas y gastadas. Ondegardo y Garcilaso, por su lado, que las vieron en el Cuzco, las describen tan frescas como si acabaran esos Incas de morir. Del contraste se colige que permanecieron algún tiempo al descubierto en San Andrés, expuestas a la humedad y destructora neblina limeña y fueron inhumadas al cabo en unos corrales de ese Hospital, según 10 repiten varios contemporáneos de la llegada y sepultura de dichos restos incaicos.
Para acertar sobre cuáles fueron precisamente aquellos corrales, pues el área del Hospital y sus anexos era en los primeros tiempos mucho mayor que después, convendría examinar planos y ducumentos vetustos, que hemos encargado a España, en especial a Sevilla y su Archivo de Indias, donde verosímilmente han de guardarse, y que