Libro digital 1 TOMO-5 | Page 440

396 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO licias, se ocupaban en ofrecerles sacrificios, banquetes y brindis, como si estuvieran vivos, a los que asistía a menudo el propio Inca reinante. (Colee. Romero y Ur- teaga, tomo 3 págs. 123 y 124). Cuando la invasión es- pañola, los indios ocultaron en diversas partes las momias imperiales tan reverenciadas, sin dejar de adorarlas y ha- cerles contínuos presentes. Para evitar esas idolatrías, el Corregidor del Cuzco, que era el mencionado Polo de Ondegardo, puso empeño especial en descubrirlas; y vino ;¡ hallarlas casi todas, de 1550 a 1560. En el primero de los años dichos y en el inmediato pueblo de Bimbilla o Menbille, descubrió los cuerpos de Sinchi Roja, Mayta Cápaj y Cápaj Yupanqui, dentro de unas jaulas o barre- tas de cobre (Sarmiento de Gamboa, 'Historia yeneral 1ndica). De los otros reyes de la dinastía Hurin Cuzco, no parecieron el de Manco Cápaj ni el de Lloque Yupan- qui, sino sólo sus ídolos o huauquis, sea porque esas dos momias ya no existían o porque sus servidores se las ha- bían llevado a Vilcabamba u otros lugares recónditos. De Jos de la segunda dinastía o Hanan Cuzcos, fueron halladas las de Inca Roca en el pueblo de Rarapa, la de Pacha- cútec en Tococachi (parroquia de San BIas), las de Amaru Yupanqui y Huayna Cápaj, y las de las Coyas Mama Runtu, mujer de Inca Huiracocha y Mama Ojllo, mujer de Túpac Yupanqui. Los cadáveres de estos Incas Hui- racocha y Túpac Yupanqui estaban reducidos a cenizas y encerrados en sendas tinajas, ocultas en Saquia Saquisa- huana y en Calispuquiu, por haberlos quemado respecti- vamente Gonzalo Pizarro y Chalcochima, el General a- tahualpista. La identificación de los restos de Huiracocha es algo incierta, no ya sólo por 10 que dice Garcilaso, propenso a inexactitudes¡ sino por las razones que apuntó .Timénez de la Espada, y por la indecisión entre los testi- monios de Ondegardo, el del Padre Acosta y los resúme- nes de los informes del Virrey Toledo en la 'Historia de