EL IMPERIO INCAICO 373
dudable. Los antiguos imperios orientales trasmitieron a su vez por herencia o imitación sus sistemas administrativos a los mongólicos posteriores. Así aquellos rasgos se presentan de igual modo en los establecimientos que dichos mongoles fundaron y dilataron hasta el Indostán, región que ya de por sí en tantas cosas parece una repetición de América. Sus leones pequeños sin melena son como nuestros pumas; sus indios dulces, soñadores, débiles y a menudo pérfidos, han creado una poesía de que la incipiente americana autóctona es como atisbo o apagada imagen. En el arte plástico, la semejanza con el yunga o costeño no es a veces tan ténue ¡ y el estilo de Chavín por otra parte, con la indefinida multiplicación del mismo motivo animal, recuerda el indostano con su profusión monótona. Todas las cortes mongólicas, en la India, el Irán o sus anexos, se parecen a la incaica, por fastuosas, refinadas y crueles. Cuando leemos el viaje medioeval de Ruy González de Clavija, advertimos en sus escenas un bárbaro exotismo, muy poco desemejante del que en el Perú retrataron Jerez, Estete y Pedro Pizarro, cien años más tarde. Los chacatays de Tamerlán no difieren mucho de los Orejones. Ni paran aquí las analogías: soberanos herederos, designados en vida del antecesor por éste y por el Diván de los deudos dinásticos, evidente superposición de clases; e identificados en la más alta, los sacerdotes y los maestros, umus y amautas del Perú, que corresponden a los jeques y ulemas,( el jeq-ul-islam es como el HuilIac Umu);- muchas tribus privilegiadas, en que se divide la nación conquistadora y cuyos jefes constituyen el Gran Consejo ¡- el restringido consejo de los visires, que es el de los apus o virreyes cuzqueños;- correos o chasquis múltiples;- templos y conventos en todos los distritos ¡- en las provincias, administradores indígenas o curacas, responsables de los tributos, que se cobran en especies; de ellos, se asignan grandes pensiones a los dignatarios de la clase dominante ¡-