Libro digital 1 TOMO-5 | Page 385

EL IMPERIO INCAICO 357 a los Orejones a no mostrarse menos valerosos que los eolIas y chilenos, sus antiguos y constantes súbditos. Huan- ca Auqui, el desdichado general, había presentado de ro- dillas sus descargos a Huáscar y obtenido el más amplio perdón regio. Parece que siguió en su cargo de coman- dante; pero el mismo Huáscar, después de una visita al templo de Huanacauri, asumió en persona la dirección de la guerra y puso su tienda en medio del enorme campa- mento asentado en la llanura de Anta. Tal vez se imagi- naba repetir en esas mismas tierras las felices proezas de su antepasado contra los chancas. No está muy claro có- mo Challcochima y Quizquiz vadearon el Apurímac y subieron a las alturas de Limatambo. Los cuzqueños en un encuentro les quemaron mucha gente, incendiando el pajonal de Huanacopampa. Mas, a pasar de estas parcia- les ventajas, la batalla definitiva se empeñó y a no más que a legua y media del Cuzco, en el lugar llamado Chon- tacasa o Quepaypa. Hubo en ambos partidos las consa- bidas escenas de agorería, la inspección de entrañas en los sacrificios humanos de la callpa y otros sortilegios de los umus o hechiceros. Refiere Santa Cruz Pachacuti que lo generales atahualpistas entraron con gran confianza y denuedo en la pelea, porque de los dos bultos que repre- sentaban a los hermanos contrincantes, puestos al fuego, había prendido el de Atahuallpa y se había apagado muy pronto el de Huáscar. El ejército cuzqueño se vió dividido en varios trozos. Challcochima y Quizquiz obtuvieron la más completa vic- toria. Exterminados los cargadores del Inca, que eran los naturales de Lucanas y Camaná, los quiteño s se apode- raron de la litera imperial y derribaron de ella a Huáscar, como los españoles habían de hacerlo pocos meses más tarde con Atahuallpa en Cajamarca. Su hermano Titu A- tauchi fue preso en la retaguardia de los fugitivos. Mien- tras continuaba el desbande general de los cuzqueños,