Libro digital 1 TOMO-5 | Page 358

330 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO va conjuracIOn fue vencida y ahogada en sangre. Huall- paya, a pesar de s_u numerosa guardia de porteros y ala- barderos, tuvo que comparecer ante sus enemigos. Fue increpado, arrojado por una ventana, preso por Huaman Achachi y decapitado con todos sus hijos y cómplices. A poco de estos acontecimientos fue declarado Huay- na Cápaj mayor de edad y con grande ostentación casó con una o dos de sus hermanas, a fin de asegurar la su- cesión legítima. Asumió igualmente la mayordomía del Sol o sacerdocio supremo, que antes desempeñaba el Huillac Umu denominado Apu Challco Yupanqui. Así se conso- lidó más el poder del Inca, concentrando en sí las facul- tades políticas y eclesiásticas, como 10 hizo Pedro el Gran- de en Rusia. No obstante la mayoría de edad, Huayna obedecía los dictámenes de su madre Mama OjlIo y le fue tan apegado que no se ausentó del Cuzco mientras ella vivió. Compartían la influencia con el virrey del Chin- chaysuyu Huaman Achachi, tío del monarca, el hermano entero de éste, Auqui Túpaj, que era el secretario gene- ralo visir, y el hermano bastardo Sinchi Roja, que des- pués fue 1nca R.anti o Lugarteniente General en el Cuzco, cuando tuvo que ausentarse Huayna, a poco de haber muerto su madre. Porque exigían una campaña rápida las sublevaciones en las remotas provincias, inevitables al sobrevenir cam- bios en el trono y minoridades regias. Esta vez las más alteradas fueron también las últimas del Chinchaysuyu. I-luánuco y Chachapoyas, pobladas por emigrados chancas y yungas. El Palentino habla igualmente en este período de la del Gran Chimú, debelado y muerto con la opor- tuna venida de Huayna Cápaj. En Cieza hay claras se- ñales de dos guerras contra los chachapoyas y los bra- camoros, y de las dificultades excepcionales de estas jor- nadas. No se trata ahora de duplicación de leyendas, ni de la transferencia de tradiciones de anteriores reinados,