Libro digital 1 TOMO-5 | Page 355

EL IMPERIO INCAICO 327 XII El INCA HUAYNA CAPA) Huayna Cápaj se llamó de príncipe Titu Cusi Huall- pa. Era hijo de Túpaj Yupanqui y de su esposa y her- mana la Coya Mama OjIlo. Así lo aseguran Sarmiento, Cobo, Garcilaso, Cabello Balboa, el Padre Morúa y las Informaciones de Vaca de Castro No era el mayor, sino el menor de los legítimos, conforme lo recuerda el Padre Las Casas y los confirma el descubierto recientemente Huaman Poma de Ayala. Para el sistema incaico, la le- gitimidad de la herencia no dependía de la primogenitura sino de la previa elección por el antecesor y de la pureza del origen solar, prefiriéndose por eso a los nacidos en las Coyas, que durante los últimos reinados eran hermanas de sus maridos. Tales requisitos se reunieron en Huayna Cápaj, según las más fundadas noticias y conjeturas. El Oidor Santillán (Relación, párrafo 18) nos certifica q~e recibió la borla de heredero por designación de su padre Túpaj Yupanqui, mucho antes de morir éste. El paradó- jico incanista Ricardo Latcham, sin acatar el peso de las citadas autoridades, declara porque sí que Huayna Cápaj no era hijo de Coya, ni su madre pertenecía a la raza de los Incas Yupanquis, ni fue instituído por Túpaj, sino por los Orejones, contrariando la voluntad póstuma del mo- narca y atendiendo a que "el joven príncipe se había mos- trado General afortunado y hábil en el reinado anterior" ([os 1ncas, sus orígenes y sus ayllos, pág. 318). Montón de afirmaciones gratuitas. Las palabras de Las Casas, que ni siquiera cuida de alegar, se limitan a decir que Túpaj Yupanqui 10 prefirió a los otros legítimos mayores, "por~ que mostraba más señales de virtud y cordura"; pero esa suposición del buen Fray Bartolomé no permite negar ni e~ nacimiento legítimo, ni la designación paterna, puntos