EL IMPERIO INCAICO 323
leones marinos( otaria jubata), que tanto abundaban en el archipiélago, conforme muy atinadamente 10 indica Jiménez de la Espada en el curioso opúsculo relativo, cuyas noticias he aprovechado. Otros objetos, como pellejos de animales, habían de corresponder también a la privativa fauna insular( iguanes, etc.), y las madreperlas, de que habla Santa Cruz Pachacútej Salcamayhua, han podido extraerse de las mismas islas. Los restantes, como las esmeraldas( umiña), el oro y la gente de piel negra, han podido ser de la tierra firme de Manabí y Atacámez, porque es sabido que ' en esas comarcas tenían por ídolos las esmeraldas y los característicos asientos de piedra o de madera, dados a conocer por las exploraciones, arqueológicas verbigracia la de Saville. Uno de ellos pudo muy bien estar forrado de un metal raro y precioso, como refiere Sarmiento, porque en Atacámez se trataba por aleación hasta el platino. Los prisioneros de piel muy regenegrida, mejor todavía que naturales de esas costas, habrían sido los grandes monos negros( mycetes), porque los Incas, como los Faraones, confundían a los cuadrumanos antropomorfos con los salvajes.
Otra gran conquista de Túpaj Yupanqui fue la del reino de Chile. Es probable que se iniciara desde los períodos de su padre Pachacútej y de su hermano Amaru, porque debió de requerir largo tiempo i y en Huaman Poma de Ayala aparecen un hijo del Inca Pachacútej, Apocámaj Inca, y varios capitanes conquistando Chile y sucumbiendo allí en aquel reinado de Pachacútej. Túpaj Yupanqui debió acudir, yendo por el lado de Tucumán, a extender y consolidar los primeros establecimientos incaicos en la región central de Chile. Ganó desde Coquimbo hasta el Maule. Todo el país, tras la extinción de la cultura de Tiahuanac <:, había caído en el salvajismo antropófago. Lo habitaba una sola raza, la misma de los araucanos, que hablaba un idioma, apenas diversificado en