Libro digital 1 TOMO-5 | Page 327

EL IMPERIO INCAICO 299 que pertenecían al bando de los Hurin Cuzcos y que en consecuencia se plegaban con facilidad a los adversarios del Inca reinante. Dueños de la llanura de Anta, los alia- dos conminaron al Inca para que se rindiera, pagándoles tributo y cediéndoles tierras de cultivo y habitación. Ame- drentado el Inca, huyó del Cuzco, seguido de su corte y su guardia. Pasó por las alturas de Chita y fue a cobi- jarse en Saquisahuana, junto a Calca de Yucay. Es pre- ciso distinguirla de la homónima ]aquijahuana en la llanura de Anta, que estaba ya en manos de los enemigos. Tal designación, que equivale a algo así como hartazgo, sa- ciedad, satisfacción plena, se aplicaba a varias residencias reales campestres, como las 'Ruelgas en la España medio- eval. Un hijo menor y desfavorecido del Inca viejo, lla- mado Cusi, Hatun Túpaj, o Yupanqui, condenó la cobarde huída de su padre; y afeando la conducta de los fugitivos se dispuso a defender la ciudad santa. Sobre el fondo de los sucesos convienen