Libro digital 1 TOMO-5 | Page 322

294 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO contradicción formal; que acabó el nuevo Coricancha y comenzó la ciudadela de Saysajhuaman. En fin, el Padre Bernabé Cobo (Libro XII, cap. X), lo vitupera de cobarde y asegura que en la memoria que de él hacían las histo- rias y cantares, no se hallaba que después de coronado saliese del Cuzco a conquista alguna, y confiesa que al cabo de su reinado se rebelaron contra él los chancas y le invadieron el Cuzco. Ya se ve aquí como la atribución de la pérdida momentánea del Cuzco a Yáhuar Huájaj y la recuperación por su hijo y sucesor Huiracocha, tienen en su favor más apoyos que el del mero Garcilaso. NQ son de extrañar por otra parte estas confusiones en his- toria primitiva. Ya he citado la superabundancia de casos análogos en el antiguo continente. Nos avecinamos al mag- no conflicto entre incas y chancas, con que se esclarece la protohistoria peruana. A él dedicaré la próxima lección. Pero antes quiero condensar en algunos puntos mis conclu- siones acerca de estos primeros Incas. Primero .-Eran jefes de una extensa confederación inca-quechua, que combatía por el sur con los eolIas y por el este con los chancas y sus afines. Segundo.-En consecuencia, mantenían dos especies de guerras; las intestinas, en los alrededores del Cuzco, contra sus propios aliados, por defección de ellos, o en los intervalqs de paz exterior; y las expediciones relati- vamente lejanas, comunes a toda la liga, como ocurría en Méjico y como sucedió también los primeros tiempos de Roma con los latinos. J' ercero .-La sucesión del incazgo tendía a ser he- reditario de padres a hijos, habida cuenta de la designa- ción de entre éstos por el mismo monarca o por el consejo de orejones, cuando el primogénito aparecía menos capaz. Cuarto.-Usaban los Incas soberanos varios nombres. Uno de ellos era el propio, el cual solía quedar recubierto