Libro digital 1 TOMO-5 | Page 323

EL IMPERIO INCAICO 2,95 por títulos laudatarios o de protocolo que le aplicaba el ritual cortesano, o por apodos provenientes de sus parti- cularidades físicas o de las hazañas de su reinado. Esta multiplicidad o variación de nombres, que acarrea bastante confusión, es muy general en los imperios primitivos, co- mo en Egipto y la China, y se observa en el régimen mo- nárquico dondequiera. Quinto.-No eran los primeros Incas los curacas me- diocres y desdeñables que se complace en alegar la escuela pseudocrítica moderna. Muchos cronistas, y algunos muy abonados, les atribuyen haber emprendido grandes cons- trucciones, como las del Sajsayhuaman, del Coricancha, los museos de Coracora, Jatunrumioj y Yachahuasi, fortines por el Vilcanota y la gran calzada del Contisuyo. Todas estas construcciones, cuando menos iniciadas, suponen re- cursos y población correspondiente a un territorio ya muy vasto, y no se explican si los Incas no contaban con más súbditos que los del exiguo cantón o distrito cuzqueño. Sexto.-Las conquistas de los referidos siete Incas pri- meros, algunas de las cuales han debido momentáneamen- te de perderse y ser recuperados por sus sucesores, se ol- vidaron o se transfirieron en la versión oficial y la voz popular a los últimos soberanos, como tiene que ocurrir en toda historia leyendaria y en pueblos bárbaros, de medios mnemónicos deficientes. Recordamos que el mismo Cieza, columna de la escuela pseudocrítica, ha comprendido y expresado que la escasez de relatos sobre los primeros re- yes Incas se debía, no a inercia e insignificancia de ellos, sino a haberlos preterido por muy antiguos la débil reten- tiva popular (Señorío, cap. IX). No olvidemos que en la inmensa historia egipcia (tan análoga a la nuestra incaica que aparece ésta a menudo como su fiel miniatura, y por eso necesito citar aquélla a cada paso), el insigne conquis- tador Tutmosis III, desapereció de las leyendas, y sus conquistas y templos se atribuyeron en muchos casos a