EL IMPERIO INCAICO
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dada guerra en el interior del CUZCO contra los alIcahui-
zas y copalimaytas y los demás aledaños, significa en la
expansión lo mismo que la guerra latina de Roma (siglo
IV a. de C.), que selló la hegemonía de la Urbe sobre
sus aliados congéneres. No se opone en manera alguna
a las posteriores campañas lejanas y externas, sobre cuya
realidad o proyectos, por el lado del Cuntisuyo depone cla-
ramente el mismo Cieza. Repito que Mayta Cápac, ven-
cedor y perseguidor de allcahuizas y copalimaytas, no pudo
ser, como lo pretende Latcham, del linaje culumchima, ín-
timo aliado de sus conocidos opositores. Ni tampoco es
de olvidar que el linaje o ayllo derivado del Inca Mayta
se llamó Usca Mayta y contaba cuando la conquista es-
pañola numerosísimos miembros que lucían el apellido
Mayta, porque ello refuta la hipótesis de la filiación ma-
trilineal, defendida por Latcham con tan acérrima perti-
nacia, para estos tiempos de la primera dinastía.
El primogénito de Mayta Cápac, llamado Cunti May-
ta por Sarmiento, fue postergado en el incazgo y hecho
en compensación supremo sacerdote, como había ocurrido
con Manco Sapaca dos generaciones antes. Heredó el tro-
no Cápac Yupanqui, uno de los segundogénitos, a quien
por versión oficial se declaró mayorazgo, según se lee hasta
en las originales y divergentes tradiciones consignadas por
Juan Santa Cruz Pachacuti. Cierto que en la terminología
castellana de entonces, podía entenderse por mayorazgo
a un segundogénito preferido, atendiendo a las condicio-
nes del vínculo o a las razones de exclusión. Aumentan
mucho con Cápac Yupanqui las pruebas de importantes
conquistas , como es de ver en la muy curiosa relación
sobre el Hnaje de los Incas existente en el Archivo de
Indias, que le atribuye campañas contra los eolIas y chan-
eas. Es también de advertir que los chancas y los colla-
guas, rama oriental de los collas, habitaban el Cuntisuyu,
región conocidamente recorrida por los Incas. Las Infor-