EL IMPERIO INCAICO
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El título de Yupanqui aplicado al de Lloque contra-
dice la inactividad guerrera que muchos cronistas le im-
putan. Significa literalmente contarás, y atendiendo a su
cabal sentido, quiere decir 'memorable, digno de recordar-
se y celebrarse. Si hubiera sido tan pacífico y obscuro,
no tendría este renombre explicación. El mismo Betanzos
(suma y narración, cap. IX) declara que los primeros In-
cas tenían por viejísimo uso hereditario, pisar insignias,
trofeos y prisioneros, costumbre igual a la de los Faraones
y los soberanos asirios, y que demuestra de manera in-
controvertible su belicosidad y ánimo conquistador.
Las Informaciones de Vaca de Castro afirma de Llo-
que Yupanqui: "No aumentó, porque en su tiempo tuvo
muchas rebeliones de los que habían heredado y el señorío
en punto de perderse. Harto hizo en sustentar lo hereda-
do. "De modo que cuando menos guerreó empeñosamente
en contiendas civiles. Juan Santa Cruz Pachacuti sostiene
que las suyas" no fueron conquistas como las de su abue-
lo; pero que al cabo de su vejez, para dar espanto a sus
enemigos, hizo ejércitos de guerra". No es de dudar que
empleara en algo estos ejércitos. Agrega que "visitó sus
provincias", las cuales es de suponer que se extendieran a
algo más que las cercanías del Cuzco, pues de otro modo
no habría sido empresa digna de mención recorrerlas. Otro
autor indio, Huaman Poma de Ayala, concreta que redu-
jo a los maras (entre Anta y el valle del Urubamba), ven-
gando en su curacael Inca Tocay Cápac el agravio que
éste había inferido a Sinchi Roja. De aquí se deduce que
el jefe de los maras se intitulaba Inca por pertenecer a
la confederación, y usaba asimismo la denominación de
Cápac que no es por cierto un nombre totémico derivado
de capa (gavilán en aymara), como ·afirma Latcham, sino
el calificativo usual y tradicional quechua en los gran-
des curacas o jefes de guerra. Huaman Poma denigra a
Lloque Yupanqui como "inaccesible a sus súbditos, mal