276
JosÉ
DE LA RIVA-AGÜERO
Desde los leyendarios tiempos de Sinchi Roja com-
parando y acendrando las> partículas históricas que las tra-
diciones aportan, podemos rastrear como los Incas, a la
par que combatían contra sus vecinos alienígenas, reñían
unas veces y otras se confederaban con las tribus herma-
nas y afines. Así vamos barruntando y adivinando, en
medio de las dificultades e incertidumbres de esta época
crepuscular, el organismo de la federación de los orejo-
nes, que procuro descubrir y patentizar.
VIII
ULTIMOS INCAS DE LA DINASTIA DE HURIN
CUZCO.- PRINCIPIOS DE LA DE HANAN
CUZCO
Llegamos al reinado de Lloque Yupanqui, el tercer
Inca cuzqueño. Comprendo que para mi auditorio ha de
ser árido y molesto, de verdadero cansancio, este prolijo
análisis, este examen tan al por menor de una época le-
yendaria, y por consiguiente brumosa, de particularidades
inciertísimas. Pero en mi afán de inquirir con toda soli-
citud y paciencia, y sacar a luz lo que haya de probable
en las leyendas incaicas, de reconstruir y depurar nuestra
primitiva historia, en cuanto a las fuerzas me alcance, me
ajusto celosamente a la obligación de la exactitud, a las
necesarias reglas de la disciplina histórica, y satisfago tam-
bién lo que pide el amor patrio, el cual no se reduce sólo
a las solidaridades étnicas, sino que sube más alto, al ca-
riño y culto por todos los que nos antecedieron en este
suelo, a la comunidad de tradición territorial; y para vi-
gorizar y ennoblecer lo presente se empeña en resucitar
lo arcaico mediante aquella ansia piadosa de vida y con-
tinuidad que inspiro a los renovadores de las diversas his-
torias nacionales en el pasado siglo.