Libro digital 1 TOMO-5 | Page 286

258 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO raciones y el esfuerzo de muchos millares de soldados. Roma no ganó el mundo mediterráneo sino al cabo de tres siglos de guerras constantes. Felipe Augusto preparó los caminos de Luis XIV y de Napoleón. Prusia comenzó su aprendizaje de anexiones desde el Gran Elector; y Federico 11, fué, con secular intervalo, el precursor de Moltke. A más de estos argumentos de observación ra- cional, hay testimonios abundantes que confirman que así ocurrió en efecto con la supremacía incaica. La interpre- tación de los en apariencia contradictorios no se ha hecho con exactitud ni sagacidad. Por ejemplo, hay pe- ruanistas contemporáneos que citan en apoyo de la dispa- ratada teoría de la expansión repentina y milagrosa la auto- ridad de las recordadas Informaciones de Vaca de Castro. Basta abrirlas y leerlas para comprobar que atribuyen con- siderables conquistas al segundo Inca Sinchi Roca, al quinto Cápac Yupanqui, al séptimo Yahuar Huaca y al octavo Huiracocha. Con 10 cual resulta palmario que las Informaciones de Vaca de Castro, lejos de impugnar aquí el sistema garcilacista 10 corroboran de manera explícita, con toda su preferente credibilidad. Las citas de Onde- gardo no son tampoco terminantes. En un pasaje se limita a decir que hacía trescientos cincuenta o cuatrocientos años del momento que escribía (1570, más o menos), los Incas no eran señores sino de los aledaños del Cuzco, lo cual no quiere decir que después se quedaran inmóviles, en esos tres o cuatro siglos, y no ensancharan paulatina- mente sus dominios. En otro pasaje de su Relación de los :Fueros, reimpresa en Lima en la colección Urteaga el año de 1916, página 50, parece reconocer la muy antigua expansión de los dominios incaicos por el lado del Collao o ViIcanota. En la misma relación (pág. 90 de la colec·· ción citada) declara muy terminantemente Ondegardo la antigüedad cuatricentenaria de muchas conquistas de los Incas. Dice a la letra : «A lo que ellos se acuerdan ha más