Libro digital 1 TOMO-5 | Page 270

242 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO Ayar Auca Cuzco 'Ruanca, en que buanca significa la pie- dra larga, señal del asiento de las parcialidades, y de la tumba o cenotafio de sus jefes. La etimología del Cuzco no puede ser aymara. Se deriva probablemente de los muy quechuas verbos cusquini, romper la tierra o deshacer terrones, o cuscuni, esmaltar, adornar y labrar con colores (como para el súntur páucar). Los orejones dominados y expulso s que fueron a vivir en las cercanías del Cuzco, y que se llamaban chilques, no han de derivarse de Ayar Auca, fiel hermano de Manco, sino de los otros Ayares desidentes, o de los consanguíneos sútij (tampus). Eran compañeros y vecinos de los mascas; y ambos habitaban Ajcha, Paruro y Pacaritambo, la comarca solariega de to- dos los incas. Se funda así el Cuzco por la aglomeración de pobla- dos diversos, y la superposición de sus clanes o pequeñas tribus. Es el consabido sinoecismo de que nacen las ciu- dades antiguas y clásicas. Nos vienen a la mente recuerdos de la Atenas de Teseo, de los palatinos y quirinos roma- nos, y de los cuatro barrios de Méjico, y la unión en él de Tenochtitlan y Tlatelulco. Importa mucho darse cuenta cabal de esta diversidad y jerarquía de los ayllos incaicos, porque de ellos dimanan las organización del futuro im- perio y la graduación de las clases gobernantes. Después de los ayllos o panacas de inmediata descendencia impe- rial, venían los clanes o gentilidades procedentes de los Ayares, y sus facciones o fratrías; más abajo, los que hemos denominado vanguardia incaica, o sea maras y tam- pus; y en último término los restantes orejones confede- rados (sañoc, mascas, chilques, parís, quilliscachis, cahuí- nas y acomayos, etc.) Estos y no otros eran los incas de privilegio, a los que Lorente, y lo que es más de extrañar, algunos contemporáneos nuestros, han imaginado enno- blecidos en atención a méritos personales, que hay quien llega al ridículo extremo de calificar de servicios políticos.