EL IMPERIO INCAICO
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va la leyenda. Algunos del linaje de Ayar Uchu, por otro
nombre los allcabuizas, quedaron sin embargo en Hua-
nacauri, enterramiento de sus curacas. Los demás avan-
zaron al Cuzco, donde bajo el mando de Copalimayta y
Culunchima se coligaron con las sahuasiray, de la estirpe
o tribu sútij, y resistieron junto con los hua11as la aco-
metida de Manco, cuando éste se presentó al fin para
apropiarse las tan codiciadas tierras cuzqueñas. Al lado de
Manco aparece Mama Huaco, que unos analistas hacen,
en su versión de la fábula, mujer de Auca, el Ayar gemelo
de Manco, y otros, como Garcilaso, identifican con Mama
Oc11o. Todo 10 cual significa evidentemente que Manco y
Auca y sus respectivas esposas acaudillaban dos ay110s o
fratrías consanguíneas, que ejecutaron entrambas la con-
quista del Cuzco, atacando a los precedentes ayllos her-
manos de A11cahuiza o Ayar Uchu, de Sahuasiray y An-
tasáyaj, procedentes de Sútij-tojo los últimos, y a los abo-
rígenes huallas. Estos fueron vencidos con relativa facilidad
en Huanaypata, donde parece haberse solemnizado la
victoria con sacrificios humanos. No fue tan llana la em-
presa contra los de Ayar Uchu y Sahuasiray, súbditos del
cacique Compalimayta quien rechazó una primera vez la
invasión de Manco Cápac, y no fue sojuzgado sino por
el segundo asalto, después de algunos meses, dijeron a la
letra a los comisionados del Virrey Toledo los indios no-
bles informantes. Según dicho relato, adueñado Manco del
barrio de Pumapchupan y del de Inticancha, los de Ayar
Uchu se mantuvieron, aunque vencidos, en el actual de
Santa Clara; y permanecieron allí como en barrio auto-
nomo hasta el reinado de Mayta Cápac, el cuarto Inca
de la primera dinastía. A Ayar Uchu correspondía, entre
otros, el ayllo de Arayraca-Cuzco-Callan, que figuró en-
tre los principales incaicos. El linaje de Ayar Auca, unido
siempre al de Manco, impuso el nombre del Cuzco y la
piedra miliar central como es de ver en el adagio incaico