Libro digital 1 TOMO-5 | Page 267

EL IMPERIO INCAICO 239 De otro lado, el recuerdo de los maras se conserva por la aldea en que perdura su nombre, al norte de la pampa de Anta y al occidente de la quebrada del Urubamba, en completa región de habla quechua; y por las huacas de Apu Yahuira y Huicarihui (muy quechuas de etimologías ambas), que les estaban asignadas en el camino de Car- menca y el Chinchaysuyo, siempre hacia Anta, junto a la heredad de Pijcho, que en el siglo XVI perteneció a la Compañía de Jesús (Cobo, tomo IV, libro 13, cap. XII). Se comprende que, como sucede con todos los primeros invasores, rebasaran los maras el valle del Cuzco, empu- jados por los que vinieron después. En las 'fábulas y ritos de Molina, vemos que los maras se asociaban con los sútij para los desfiles y procesiones en la fiesta de la gran purificación o del Situa. Estos sútij, orejones, o sean in- dios privilegiados, y hurincuzcos, del mismo modo que los maras, consta que vinieron igualmente de Pacaritambo y eran consanguíneos suyos y de Manco Cápac. Refiriéndo- se a las mencionadas tribus, dice Sarmiento: "Salieron de donde los ingas y se llaman sus parientes. Y éste es punto substancial para lo de adelante" (cap. IX). Los sutij componían la extensa nación de los t~pus, y eran linajes desprendidos de ellos los sabuasiray y los anfasá- ya;. Latcham dice que de los sútij sabemos muy poco. Cuando menos sabemos que su nombre en quechua quie- re decir aproximadamente, manifiesto, patente, empadro- nado, con título fijo y claro, gente conocida. La nación de los tampus, incluída dentro de los sútij, era tan importan- te y se había extendido tanto en la cuenca del Urubam- ba, que en la solemne oración al 501, reproducida por Mo- lina (pág. 53), se la equipara a los incas cuzqueños por las siguientes palabras invocatorias: "¡Oh Sol, padre mío que dijiste: haya cuzco y tampus; sean éstos tus hijos vencedores de todas las gentes, pues para ello los hiciste!" A los tampus pertenece la leyenda o ciclo poético de 0-