Libro digital 1 TOMO-5 | Page 265

EL IMPERIO INCAICO 237
gente evidencia. Para desvanecer los soñados milenios del Cuzco preincaico, no hace falta sino atenerse a los datos ciertos de la arqueología y a las versiones de los cronistas fidedignos.
Las comarcas vecinas al Cuzco, las quebradas y provincias inmediatas, encierran sin duda antigüedades preincaicas. hay chulpas de aspecto aymara en Canas y Canchis, y aún Calca. Hay vestigios paleo-quechuas en Muy: na, y en Ollantaytambo y lo restante de la cuenca del Vilcamayo. Pero en el mismo Cuzco cuanto se ha hallado JesuIta incaico. Y efectivamente, en corroboración, ya Betanzos( cap. I1I), concordando con Garcilaso, Cieza y Sermiento, nos asegura que antes de la venida de Manco no había en el valle del Huatanay sino pueblos pequeños, " de hasta treinta casas pajinas y muy ruines "; y que una gran parte de lo que fue después la ciudad del Cuzco, lo ocupaba un tremedal o ciénaga Nueva semejanza con la condición primitiva de las análogas metrópolis imperiales, con las lagunas de Méjico, y los pantanos del Foro en la Roma regia.
Los huallas, aborígenes cuzqueños( con la relatividad que ha de entenderse esta palabra), primeros ocupantes conocidos de aquel distrito, pudieron muy bien ser de raza quechua, no sólo por su verosímil etimología y la de su principal curaca, que expuse en la lección anterior, sino por Ios nombres de los de su linaje, declarantes en las Informaciones del Virrey Toledo: Utca, Tillantu, Huampu, Chun, etc. Se apellidan con innegables denominaciones quechuas. De los otros aborígenes, pojes y larís, los primeros tienen también clara explicación quechua. Los laris, en cambio, llevan un título aymara, que se reproduce al oriente, en plena ceja de la Montaña. No emularé, en contrario sentido, las extremosidades de las teorías que censuro, negando la realidad de las infiltraciones aymaras en los territorios cuzqueños y quechuas.