Libro digital 1 TOMO-5 | Page 264

236 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO to que merecen los principios de las grandes cosas, la es- trecha cuna de los grandes imperios, estudiaremos lo que era el Cuzco antes de su población por Manco Cápac y los clanes incaicos. Hasta hace poco la imprudencia y la sobra de fan- tásía de algunos arqueólogos sustentó, en una artificiosa y retumbante división cronológica de estilos de arquitec- tura (primitivo, ciclópeo, poligonal, rectangularalmohadi- lIado y pulido isógono), la teoría del Cuzco preincaico mul- timilenario. Siguiendo la moda antojadiza y violentando los textos, ya de por sí tan inseguros, de Montesinos, llegaron a devanear un vasto imperio aymara, cuyo centro imaginan en el Cuzco primordial. Se va imponiendo al cabo el buen sen- tido contra tales quimeras; y la crítica proclama ahora que en el Cuzco, como en todas partes, han podido y debido si- multáneamente emplearse varios aparejos de construcción, los cuales no son por consiguiente criterios bastantes para diferenciar épocas. Aduciré sobre esta materia una anéc- dota personal. Hace ya veinticinco años, visitando las rui- nas cuzqueñas, discutía yo el punto con los arqueólogos locales, y me resistía a considerar preincaico 10 que era megalítico o de grueso aparejo, sin otra mayor razón de primordialidad. Ell~s se aferraban a su doctrina, que les permitía multiplicar siglos y ahondar la perspectiva pres- tigiosa. De repente, descubrí en un lienzo de pared el argumento más eficaz para rebostucer mis dudas. La parte superior de un muro era poligonal, y la inferior pulida. No era posible suponer que lo más viejo, lo pretenso pre- incaico, se hubiera conservado pendiente arriba, mientras los posteriores incas renovaban la parte baja. Mi contri- cante no cedió, y alegó confusas razones. Al presente, como los demás, está convencido de la simultaneidad de sistemas en las construcciones incaicas. Ojalá persevere en el buen rumbo. Mucho tiempo y esfuerzos se han mal- gastado antes de aceptar lo que era rasaltante, de reful-