234 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO
co, que quizá se confundió a veces con el amaru en piedra, es el quetzal mejicano del Sol, como ya lo apunté, indisolublemente unido a la divinidad de Coculcán o Quetzalcoatl, el prototipo de Huiracocha. El Súntor-paucar, que siempre se erguía delante del soberano como insignia suprema, es a las claras la propia serpiente de plumas, causa y traducción exacta en nahua del nombre Qutzalcoatl ¡ y las tres plumas derechas en que el súntur-paucar remata, las que coronan la aureola de Huiracocha en la Acapana, los tres rayos que salen de la cabeza del mismo dios en la visión del Inca homónimo, reparador de su culto. La achihua, dosel de plumas extendido sobre el monarca y conducido por cuatro principes ancianos, corresponde puntualísimamente al parasol de plumería de Quetzalcoatl ¡ y con el mismo culto se vinculan la insignia del jaguar o puma y la de las sierpes enroscadas en bastones, que son los restantes principales blasones incaicos. De Méjico y Centro América( Tláloc y Códice de Oajaca) pasan a Chavín y Tiahuanaco ¡ y de allí los incas los heredan y restauran, en su sentido y alcance primeros. La serpiente, para los indios del Tahuantinsuyo, simbolizaba el rayo( illapa). A más de sus adoratorios especiales, y del Toxanamaru y otras menores huacas Amaru cuzqueñas, levantaron, en el corazón del Cuzco imperial, entre el templo de Amarucancha y el Quishuarcancha de Huiracocha, la redonda torre de la Súntur-huasi, que por la forma circular reproduce las capillas de Cuculcán en Chinchén Itza y de Quetzalcoatl en Méjico. Parece la identidad de una sola religión. Los tarpuntay, colegio o linaje sacerdotal incaico, dedicados al servicio de Huiracocha y del $ 01, se cubrían con las mismas túnicas anchas y blancas que compusieron la vestimenta de los famosos ministros prehistóricos del dios barbado, allá en las islas y riberas del Titijaja. La última insignia incaica, el napa, Barna blanco adornado con sus orejeras de oro y pretales rojos, está