Libro digital 1 TOMO-5 | Page 248

220 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO vales de los quechuas, como su lengua, mitología y tra- diciones lo indican. En la Costa, Moche y Supe, Pachacámac y Nazca han descubierto, en sus capas profundas, los vestigios de Tiahua- naco. El estilo tiahuanaquense en lo posterior se atenúa y se extingue, principalmente en las riberas del Pacífico, para dar paso a la reanudación de las culturas locales, la cual, sin embargo, se realiza introduciendo notables innovacio- nes, que se explican por inmigraciones sucesivas. Los mitos las expresan. Así como el dios Con, en todo el Perú, re- presentó a mi ver una irradicación centroamericana, directa e indirecta, del numen supremo creador y civilizador, así el dios Pachacámac (cuyo peculiar nombre debió de ser 1rma, a juzgar por un dato del Oidor Santillán), significa otra invasión religiosa y aún étnica, pues su leyenda re- fiere también que reemplazó con nuevos habitantes a las criaturas de Con, a quienes convirtió en animales obscuros. Al santuario de Irma, en el valle llamado después de Lu- rín, acudían peregrinos de todo el Perú, y muy particular- mente del litoral o llanos yungas, hasta de distancias de 300 leguas. Subsisten pormenores de una especial emigra- ción, venida por mar a Chicama, y extendida cuando me- nos a Pacasmayo (Pacatnamu) y Lambayeque (Lampa- yec). Según Cabello Balboa, la dirigía el rey Naymlap. Sus cortesanos y servidores se llamaban Fongasigdé, Pita- sofí, Ollopcopoc, Llaschilulli, Xam, Ochocallo, que recuerda el cali o el catl nahua; y entre sus herederos se nombra- ban los príncipes Cium, Cumtipallec, Nofanech, Lanipat- cum, Tempellac, de eufonía maya. Otros patronímicos mochicas ulteriores son Xualap, Chialap, Chanchén, Nan- l!ún, Ulmux, Tecop, Xacmal, Jutepete, Tolloc, Chipnuc, Yec- mic, Uxuel, Coxtol, etc. Desembarcó Naymlap en las bocas del río que denominaba Faquislangá (Collique o río actual de Lambayeque). Edificó un templo que se decía Choto A- tendamos a que Chob es una divinidad maya; y a que Cium,