Libro digital 1 TOMO-5 | Page 241

EL IMPERIO INCAICO 213 (viento en quechua) o tiene otra significación más recón- dita; pero la segunda parte, cacha, que expresa la indi- soluble y evidente relación con el lago Titijaja, es a todas luces quechua y no aymara, porque si fuera aymara sería cota. Huiracocha tiene además otros títulos rituales, íHaj, tijsi, pachayacháchij. Se explican todos cumplidamente por el quechua, y no por el aymara, según de igual modo ocu- rre, y es muy de notar, con casi todas las religiosas indígenas. No obstante, a los escasos sostenedores del im- perio uru-puquina de Tiahuanaco, ya que se hallan tan desprovistos de razones, les daré la buena noticia que tijsi significa en esa lengua muerto o difunto, y vendría a de- signar a un ascendimiento, algo así como el ayar o mallcfui quechua. En el fondo no 10 creo sino una coincidencia in- significante, mientras que el tejsi quechua (origen o prin- cipio) se aplica de manera muy cabal a la esencia del mito, que es la creación. Infundadamente se quejaba Tschudi de la carencia de datos leyendarios sobre el imperio tiahuanaquense. Los ay- maras no los tienen a 10 menos en forma continuada y satisfactoria, no obstante la tan cacareada antigüedad y pr:- mogenitura de aquella raza. Los quechuas e incas sí tenían muchos recuerdos pertinentes, como que cifraban el pa- sado de ese enigmático imperio primordial en toda la lar- ga leyenda de Huiracocha. Según Sarmiento de Gamboa, los incas contaban que Huiracocha residió primero en Pucara (lugar de grandes ruinas de estilo tiahuanaquense) y en las sagradas islas del lago, y que de allí pasó a Tia- huanaco, donde todos sus hijos tenían una lengua, y eran parientes y vecinos. Al retirarse Huiracocha, las lenguas se alteraron. De aquí, sin mayor esfuerzos de sagacidad crítica, deduce cualquiera la difusión de los aymaras por Tarapacá, Atacama y Chile, y su apartamiento del tronco lingüista paleoquechua. Porque el nombre de la divini- dad suprema para los aymaras no era con peculiaridad