EL IMPERIO INCAICO 207
avances al este calchaquí, como el probable nombre aymara de la sierra de Ancoquija, al norte de Catamarca, lo confirma( por más que las raíces anca, ancas, ancu y hanco tengan clarísimos significados en quechua). Ahora bien; cuando en cualquier parte del mundo observamos una lengua circundada, conforme lo está la aymara, por lenguas diferentes de ella y por dialectos de éstas, todos de rama distinta de la primera, deducimos al instante que tal situcación nace de un impulso invasor, de una violenta incursión. Así ocurre con el húngaro, con el serbio, con el rumano, con el idioma maya de los chortis de Guatemala, igual que el de apartados céndalos; y con los pipiles, niguiranos, nahualtecos y siguas, diseminados por Centro-América. Nadie cree hoy que provengan esas islas nahuas de la colonización ordenada por el penúltimo emperador azteca AhuitzotI, a fines del siglo XV, como ingénuamente lo sostenían Fuentes Guzmán y Juarros( sistema que equivale, en su angustiosa estrechez de tiempo, al de los peruanistas antiquechuas), sino que se atribuyen a inmigraciones toltecas, y en consecuencia harto más antiguas que la postrera dominación indígena, según COn toda razón lo expusieron el Padre Torquemada e Ixtlilxóchitl. ¿ Por qué se rechaza la hipótesis semejante, cuando se trata del Perú, como si estuviéramos exentos de las leyes generales de la lógica y de la historia?
El área inmensa que asignan al aymara, para tenerlo por primordial y coincidente con los restos del estilo de Tiahuanaco, no es exacta en lo que atañe a 10 preincaico, que escudriñamos ahora; por que las Relaciones geográficas ordenadas por Felipe II declaran que el aymarismo de Tunari en Cochabamba se debe a los mitimaes de los incas, lo propio que el de Chocorbos; y las invasiones colIas, coetáneas de la primera dinastía, en Collahuas y CayIloma, y la emigración de Ancohuallu, por Tarma y Huánuco a Chachapoyas, originaron esa difusión del aymara en las