NOTA PRELIMINAR
XIX
los conquistadores españoles, de cuya vinculación se jac-
taba sin falsos rubores, sino que avanzó hasta los prime-
ros cruzamientos de los capitanes castellanos, extremeños
y andaluces con los descendientes de la casta imperial in-
caica y de los caciques y señores natura!es de otras regio-
nes americanas. Más de una vez declaró que descendía
de una princesa araucana, y así lo hemos recogido noso-
tros, de un modo genérico, en un estudio anterior. Pero
aunque algunos han considerado esa declaración como un
mero alarde, hoy tenemos la prueba precisa y manuscrita
del propio Riva-Agüero. En el libro sobre Los 1ncas. Sus
Orígenes y sus Ayllus (Santiago de Chile. 1928, p. 32)
Ricardo E. Latcham habla de Bartolomé Flores, uno de
los compañeros de Pedro de Valdivia, que se casó con la
hija del cacique Talagante, la cual heredó de su madre
todos los terrenos entre los ríos Mapocho y Mayno, desde
la Cordillera hasta el mar. Frente a este párrafo del libro
de Latcham y refiriéndose a Bartolomé Flores y a la hija
del cacique Talagante, Riva-Agüero escribe de su puño y
letra en el ejemplar de su propiedad que se conserva en
la Biblioteca de este Instituto: «ojo: mis abuelos por Ca-
rrillo de Córdova y Garcés de Mansilla" 14. Con lo cual
tenemos el rastro para la reconstrucción de esta rama de
m estirpe, por entre los más ilustres linajes españoles, has-
ta llegar al entronque con el cacique araucano. Y es este
un nuevo dato que viene a comprobar que Riva-Agüero
tenía sangre indígena americana; que era, aunque por re-
motos enlaces¡ un mestizo en el más estricto sentido de
la palabra. Esta nueva noticia autobiográfica nos permite
comprender su sentimiento ante los valores de las civiliza-
ciones prehispánicas y ante el hecho indiscutible de la fu-
sión de las savias de las dos grandes raíces que integran
las nacionalidades hispanoamericanas, que él proclamó
14 Dato proporcionado por José Urrutia Ceruti.