Libro digital 1 TOMO-5 | Page 227

EL IMPERIO INCAICO 199 expansión de los chorotegas, estudiada por Spinden y resu- mida claramente por ]ijón. Quizá el arqueólogo ecuatoriano multiplica demasiado las invasiones, aunque hay holgado si- tio para ellas en los dilatados siglos de esta prehistoria. El camino de los inmigrantes está en todo caso manifiesto. En Centro América se ven el signo escalonado, las grecas y meandros, la arquitectura megalítica de pilastras, colum- nas y estatuas, que muchos creyeron peculiar de Tiahua- naco y que reaparece en Chavín. No es desmesurada la distancia del sur de Costa Rica, extremo del área choro- tega, con los mangues de Nicoya, a los monolitos chibchas análogos de San Agustín en las nacientes del Magdalena, y de allí a Manabí y al Azuay, en costa y sierra e~uato­ rianas respectivamente, y a nuestro Callejón de Huaylas, precursor indudable de Tiahuanaco. Según la acertada cro- nología de ]ijón, a quien para este asunto me atengo, la expansión chorotega hubo de realizarse trescientos y cua- trocientos años antes de Cristo. Claro que sus repercute- siones directas e indirectas, por el consiguiente reflujo de pueblos, no pudieron llegar sino algunos siglos más tarde al corazón de los Andes peruanos. Agrega ]ijón a la cho- rotega otra expansión anterior, atribuída a la cultura ar- caica mejicana, porque sigue la creencia de Spinden de haber sido Méjico el centro del cultivo del maíz. Mas, como me parece exigencia de lógica y de método científi- co ahorrar los supuestos innecesarios, quedará en tal ca- lidad suprimida aquélla primera, por los estudios de la Institución Carnegie que llevo citados y que estableen el foco centroamericano dei maíz, por no rebasar mucho la conocida época de su cultivo los mismos primeros siglos anteriores a nuestra era, concordantes con la difusión de los chiapanecas. Los mayores indicios actuales concurren en señalar la región centroamericana como el común núcleo de tres culturas divergentes: la maya y la mejicana hacia el Norte,