Libro digital 1 TOMO-5 | Page 214

186 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO por el perfeccionado cultivo de la papa y la domesticación del llama; pero cuando menos los obstáculos naturales igualaban y contrabalanceaban las ventajas. Es cierto que ocurre con frecuencia en la historia ser las regiones agrias, quebradas y difíciles, focos de culturas primitivas e inten- sas, centros de dispersión de pueblos. Tal ha sucedido con el Himalaya y el Pamir, y con los Alpes y los Pirineos. Son regiones prolíficas, a pesar de su esterilidad natural; y no impiden la emigración y la difusión de culturas. Pero una cosa es la mera posibilid;:td y otra la efectividad del origen de las nuestras en la Sierra. Se ha hecho gran estrépito con ciertos resultados de las excavaciones de nuestro gran arqueólogo Teno, para invalidar los que su maestro el Dr. Uhle, indudable fun- dador de la arqueología peruana, estableció a principios de este siglo. El descubrimiento de las ruinas preincaicas de Nepeña, que parece ser una colonia o filial del andino Chavín, ha dado lugar para que aceleradamente se declare de manera dogmática la procedencia cronológica de las cul- turas serranas, porque en Nepeña el estrato del estilo de Chavín aparece más hondo que el clasificado como pro- tochimú. Pero es que Uhle no afirma, por lo menos en sus escritos recientes y definitivos, que la cultura proto- chimú sea la más antigua, ni siquiera coetánea con la pro- tonazca y protolima. Quedarían, pues, refutados el pro- fesor Kroeber o el Dr. Doering, los cuales quizá admiten aquella contemporaneidad; pero de ninguna manera Uhle, que la niega. Para este sabio excavador, tan perito en di- ferenciar las capas superpuestas, la cultura protonazca no sólo se presenta como la primera después del primitivo salvajismo, constatado desde Supe, Ancón y Chorrillos has- ta Arica y Taltal, sino que dicha cultura protonazca, que aparece sin antecedentes locales, como una importación extranjera, influye a su vez en Chavín después de haber rngendrado la protolima en este valle, cuyas dilataciones