Libro digital 1 TOMO-5 | Page 210

182 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO prueban lo remoto de su separación y lo completo de su aislamiento en las épocas prehistóricas, en todo el dilatado lapso que ha debido requerir la formación de tales grupos sanguíneos. Por ellos, los más próximos a los americanos re- sultan los habitantes de las islas de Sacalín y de Formosa, y los de las Carolinas y Nueva Guinea. De aquí que el único verosímil mestizaje precolombino sea el melanesio y poline- sio, indicado por este camino insular, y defendido por Rivet y otros muchos con abundantes argumentos antropológicos y filológicos. ¿ Cuando penetraron en América estos mongo- loides mezclados con oceánicos? Desacreditadas hoy en la ciencia las teorías poligenistas, claro es que proceden del Asia. Indirectamente, hasta los oceánicos de Rivet y los del tipo de Lagoa Santa; directamente, los más por el estre- cho de Behril)g, que subsistió hasta el presente período geológico, y por la cadena de las islas Aleutinas, como 10 ha demostrado Hrdlicka, cuyos últimos y definitivos ha- llazgos en Alaska son del año pasado. Verdad (H) que han podido en muy apartadas épocas venir también por la vía del Este, por Groenlandia e Islandia, unidas a la Tierra del Labrador, a las islas Feroe y a Escandinavia por fragmentos continentales desaparecidos a fines del cua- ternario; o por una capa muy compacta de hielo, como la sostienen los arqueólogos daneses, y en particular Kaj Birket Smith (IH) para con los esquimales, cuya lengua aparece de origen asiático pero cuyo arte en América, re- producción hasta en la plástica rupestre del cuaternario magdaleniense europeo, es mucho más antiguo de lo que pensaba el arqueólogo francés Déchelette, según se ha pa- tentizado con investigaciones y descubrimientos moderní- simos. Todo esto nos lleva a aceptar la existencia del hom- bre cuaternario en América, contra el cual no hay objeción ni escrúpulo de carácter religioso. Además, la desmesura- da y fantástica antigüedad de los períodos glaciares y del género humano, en que tanto insistían los antropólogos