Libro digital 1 TOMO-5 | Page 185

EL IMPERIO INCAICO 157 por una peculiar y lujosa cerámica, y estupendos edificios muy desemejantes de aquel estilo posterior de las chulpas collas o aymaras. IV.-Las figuras tiahuanaquenses no ofrecen con evi- dencia la deformación craneana aymara (D'Orbigny), y empuñan como arma la estólica, mientras que los collas y atacameños empleaban el arco. V.-La divinidad del gran lago, creadora y protec- tora de Tiahuanaco, no lleva nombre aymara sino quechua, pues se llama Huiracocha y jamás Huiracota¡ y consta que el dios colla equivalente, Arnahuan o Tahuacapa, fue moderno, adventicio y enemigo del primero. Vl.-Los collas no se tenían por aborígenes de Tia- huanaco, sino que recordaban su venida del Sur y del Este, como expresamente se consigna en las Relaciones geo- gráficas. VI l.-La ciudad de Tiahuanaco fue violentamente des- truida, aun antes de acabados sus templos; y su destruc- ción coincide con la expansión aymara hasta c-erca del Cuzco y de Chincha, que penetró de un lado en tierras quechuas y de otro en colindantes con yungas costeñas, por una edad no muy alejada de los orígenes incaicos. Y no parece verosímil suponer que los eolIas arruinaran su propio santuario, precisamente en la época de su mayor poderío y pujanza. Todo arguye, pues, que los destructores del antiguo Tiahuanaco fueron los invasores meridionales o .caris men- cionados con suma claridad. por Cieza, los indudables fo- rasteros collas, que se identifican, por mil particularidades e inferencias, con los atacameños de Uhle. Al grande pero arbitrario arqueólogo Max Uhle, le ha ocurrido, con esta inmigración atacameña, que él ha pues- to en tanta trasparencia y resalto, percance semejante al que según la Biblia le ocurrió al profeta Balaam. Determinado a maldecir a los hebreos, Dios hizo que trocara sus denuestos