Libro digital 1 TOMO-5 | Page 184

156 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO perio incaico o neoC¡uechua vino a representar, al cabo de una larga evolución, y de invasiones y vicisitudes indica- das por la arquelogía y las tradiciones de los cronistas, el renacimiento y último fruto de la cultura de 1iahuanaco. Expuse por primera vez los fundamentos de estas opiniones mías en los estudios sobre Garcilaso, publicados por la Revista 'J-fistórica desde 1906 (tomo 1, trimestre IV). Los reproduje en mi libro La 'J-fistoria en el Perú (Lima, 1910). Envié, por esos mismos tiempos, una abreviada y particular formulación de la hipótesis, al Congreso Cien- tífico de Santiago de Chile. Amplié y reforcé los argumentos principales en mis lecciones universitarias de Mayo de 1918. Insistí, agregando algunas consideraciones, en las pá- ginas 17 a 30 de la Introducción de mi folleto acerca de las relaciones entre la comarca santanderina y el Perú (San- tander, 1921). Compuse sobre la materia una memoria especial, que he presentado al Congreso Histórico de Se- villa este año y que se ha de imprimir muy pronto. En consecuencia, debo limitarme aquí a indicaciones sumarí- simas, comenzando por las razones menos contundentes, yendo en progresivo orden probatorio, y condensando los resultados de mis citadas exposiciones y los trabajos de diversos etnólogos concurrentes al mismo fin. l.-Los collas o pseudo-aymaras, como sus congéne- res los atacameños ( y aun es cierto que 105 mismos que- chuas modernos; ya apuntaré después porqué), se ente- rraban en cuclillas; y los genuinos enterramientos del Imperio de Tiahuanaco presentan con frecuencia los ca- dáveres en sentido horizontal. H.-Muchas momias en Tiahuanaco no son aymaras, sino ostensiblemente quechuas, sobre todo en la necrópolis llamada del Norte, según lo ha patentizado Hrdlicka. III.-La época reconocidamente colla produjo grosera alfarería y construcciones funerarias denominadas chu.1pas; mientras que la floreciente de Tiahuanaco se caracterizó