EL IMPERIO INCAICO
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los va explayando y derramando por todos los ámbitos
del antiguo Perú. Pero nosotros, que tenemos fundada
confianza en Uhle cuando excava, no le tenemos ninguna
cuando se dedica a la filología, con el sobrado fácil y res-
baladizo procedimiento etimológico. Pues ¿no ha tenido la
peregrina ocurrencia de explicar por la lengua atacameña,
la flamante favorita, hasta los españolísimos nombres de
Matute y Oquendo, impuestos a aquellas limeñas haciendas
por los apellidos coloniales de sus dueños? 34. Después de
tan inapreciable hallazgo, esperamos que cualquier día falle
sin apelación la procedencia atacameña o aymara de los
nombres Cañete, Miraflores. La Magdalena, Castrovirrey-
na, Trujillo y Jaén 35.
Puesto en vena Uhle de aceptar invasiones en el Co-
llao, ha declarado también que los Aymaras no son abo-
rígenes, sino que han debido conquistar la meseta en tiem-
pos remotos y que deben de prevenir del Norte, multi-
plicando con esto último, sin necesidad, los supuestos de
emigraciones, contra los indicios históricos 36. Porque la
expansión del aymarismo por Jauja, Huánuco y Chacha-
poyas ha de adjudicarse, en crítica prudente, a la bien
conocida evasión de UscuhuilIca y sus Chancas; y el de
ciertos distritos de Yauyos, a los mitimaes incaicos veni-
dos de los Chocorbos, como 10 deponen las Relaciones
geográficas 37.
34 1acna y Arica (Bol. de la So," Ecu~torjana de Estudios 1-li5l. Amer.,
Enero de 1919).
35" Otra de las inexplicables distracciones de Uble ha sido tomar por indígena
el dictado de Lima Vieja, en Sangallán de Pisco, y fantasear su etimología
atacameña, cuando se debe sencillamente al efímero pueblo fundado por el Con-
quistador Nicolás de Ribera y Laredo, antecedente y fundamento de la capita3
de Pizarra en el vaJIe del Rímac, al cual se transladaron muy pronto sns ve·
cinos. Lima y Limatambo provienen de la pronunciación casteJIana de las voces
quechuas Rímaj y Rimajtampu, como con evidencia lo prueban idénticas deri·
vaciones en plena ciudad del Cuzco y en su comarca. Los gazapos a este
respecto, dejan muy mal parado el crédito filológico de nuestro arqueólogo
ayrnarista.
.
36 Posición bistórica de los Aymaraes.
37 Re/. Oeo. de 1ndias, t. 1. págs. 61 y sgts.