Libro digital 1 TOMO-5 | Page 153

EL IMPERIO INCAICO 125 quibamba, sino al Norte, hacia la cuenca del Huilcamayo. Las provincias de Canas y Can chis fueron conquistadas; y la contraposición de las dos razas se advierte en ella, no sólo en la lengua (toponimia aymara de Oruro el menor y Ancocahua), y en las sepulturas a manera de torres o Chul- pas eolIas, sino en la dureza y tiranía de los curacas, de origen extranjero 20. En Cacha, indecisa frontera, semique- chua, semiaymara, existía un famoso templo de Huiraco- cha, con tradición de que los habitantes atacaron y preten- dieron matar al dios. Más allá, en Muyna de Urcos, en pleno país quechua, se elevaba otro renombrado templo del Tijci Huiracocha, de quien narraban que fue bien acogido y reverenciado por los habitantes del lugar, cuando llegó del Collao (Sarmiento de Gamboa, cap. VII). Los indios Cahuinas, al sur de Quiquijana, orejones y antiquísimos confederados de los Incas, creían "que sus primeros padres habían salido de una laguna"; y que las almas de todos los de la tribu, "después de la muerte iban al gran lago, don- de había sido su principio"21. La emigración de los clanes incaicos desde Pacaritambo y la fundación del Cuzco por Manco Cápac, están íntimamente unidas con' la religión de Huiracocha 22 Uno de los mayores soberanos incas se ape- llidó Huiracocha. Sabidísimo es que en los templos impe- riales, en la gran fiesta del Raymi y en las oraciones solem- nes del Tahuantinsuyo, la fugitiva divinidad de Tiahuanaco obtenía la primacia sobre el Sol. En la contienda decisiva 20 Cieza, Crónica, cap, XCVII. 21 Cieza, Crónica, cap. XCVII; Y Garcilaso, Comootarios, Primera Parte, Ubro 1, cap. XX. 22 Pasma que UbIe se haya atrevido a negarlo (Origen de los 1ncas, Actas del :X:1'11 Congreso de Americanistas, Buenos Aires, 1910, pág 307), asentado que el culto de los Incas a Huiracocha no se remonta sino al reinado de Pachacútec, sin alegar razón alguna; salvo Garcilaso, todos los cronistas aseveran y repiten hasta el cansancio que eran adoradores y discípulos de aquelila divinidad los legendarios abuelos del imperio cuzqueño. Véanse, entre otros, Cieza, Señoría de las 1ncas, cap. VIII; Betanzos, caps. I y II; los dos Molinas; Juan Santa Cruz Pachacuti, sobre Tonapa Huiracocha y Aputampu, el padre de los Ayar; Pedro Pizarro; y por fío, el P. Cobo, Historia del :Nueva :Mundo, Libro XII, cap. III, y Sarmiento