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JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO
Cuenta que el dinasta colla rival de Cari, el curaca Zapana
de Hatuncolla, guerreó contra las amazonas de Canas, que
contra él erigieron las fortalezas de Chuncara, y fueron al
cabo sojuzgadas o ahuyentadas. Ahora bien; los Huiraco-
chas usaban vestimentas largas, como las estatuas de Tia-
huanaco 18, al revés de los invasores Collas (designados en
las tradiciones con el título de Jállaj Ppacha o de vestidos
ceñidos o angostos); y por eso la imaginación popular
transformó a aquéllos en mujeres belicosas. El curaca co-
llahua Juan Santa Cruz Pachacuti SaIcamayhua, hermano
de raza de los Collas, y en consecuencia eco de los recuer-
dos aymaras, lo confirma 19 Esos ejércitos de los Jállaj PPa-
cha o "de ropas estrechas", de que nos habla, que en la épo-
ca de la Purun Ppacha suben del Sur, "de hacia arriba de
Potosí", a poblar la tierra, son los inmigrantes aymaras, que
reemplazan a los huiracochas de anchos ropajes. Refiere a-
demás San Cruz Pachacuti que, en tiempos muy remotos,
riñeron en el Colla o los demonios JaPPiñus y Áchojallas,
procedentes de Potosí, y mutuamente se destruyeron. Con-
funde, como buen aymara, a Tarapaca con Huiracocha,
barbado, y de cabellos y vestidos largos, que convirtió en
piedras a los habitantes de T