EL IMPERIO INCAICO
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la época prehispana el menor valor ante la crítica histórica.
Para probar cumplidamente la efectividad y prosperidad de
la civilización incaica, no es menester más que considerar
las ruinas que llenan todo el Perú y leer los textos de los
cronistas castellanos 36.
Depósito de objeciones contra la benignidad y buen
gobierno de los Incas, han sido las célebres 1nformaciones
debidas al Virrey D. Francisco de Toledo. Encaminadas a
rebatir al P. Las Casas y los indianistas, y justificar el
suplicio de Túpaj Amaru¡ recusables, en grado sumo pa-
ra todo lo tocante al régimen incaico ¡ colmadas de equi-
vocaciones y patrañas, la débil autoridad que les ha queda-
do ha salido quebrantadísima con el testimonio de uno de
los más interesantes documentos publicados por el diligente
investigador argentino D. Roberto Levillier 37. Aparece pro-
bado, por carta que el Presidente de la Audiencia de Char-
cas, D. Lope de Armendariz, escribió al Rey el año 1576,
que el intérprete oficial del Virrey Toledo, el mestizo Gon-
zalo Jiménez, en odio de los Incas, falsificaba las declara-
ciones de manera escandalosa. La consiguiente desauto-
ridad moral de las 1nformaciones de Toledo, debe exten-
derse a la 'Ristoria de Sarmiento de Gamboa, simple resumen
de ellas.
36 Historiógrafo de caHdad muy superior a Lnmmis es el francés Beuchat,
quien, en su recomendable Manual de Arquelogía Americana (algo deficiente a
la verdad en lo relativo al Perú, y muy confuso en lo que corresponde a la
constitución, subdivisiones y jerarquia de los ayllus nobles u orejones) supone que
el Imperio Incaico encerraba en su seno tribus saqvajes, lo cual es una mani-
fiesta inexactitud, si se exceptúan los Uros, pues los demás indios que merecían
el calificativo de salvajes se hallaban, no en el interior, sino en los confines o
fronteras del Tahuantinsuyo.
37 Ea Audiencia de Cbarcas (Madrid, 1918) T. I. de la Colección de publi-
caciones históricas de la Biblioteca del Congreso Argentino.