Libro digital 1 TOMO-5 | Page 124

96 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO
Las tradiciones de Huarochirí hablan de los amores de los cerros, que se miran a través de los nublados invernales, y por encima de los hondos barrancos y el dentellado hacinamiento de las cadenas menores. Cierto semicírculo de peñolerías que hay en esa región, es para las abusiones de los indígenas la asamblea de los buaris o dioses tutelares. Cuentan que ante eUos se presentó una antigua deidad, a­ compañada de su hija, disfrazadas ambas de mendigas. Los buaris las desconocieron y arrojaron ignominiosamente. La ultrajada deidad cargó a su hija y se dirigió hacia la Costa. Entonces los genios sus parientes, arrepentidos, quisieron detenerlas; pero no pudieron ya alcanzarlas, ni impedir con sus clamores que se precipitaran en el oceáno, donde se convirtieron en los islotes blanqueados por la espuma frente a los templos de Patchacámaj. En la misma provincia refieren que el nevado de Pariajaja, pródigo en lluvias, se enamoró de otra altura, la cual es seca y estéril, pero encierra en sus piedras partículas de oro. Soberbia con su riqueza, la montaña desechó el cántaro de agua que, con don amoroso, le enviaba el Pariajaja, y se quedó árida y triste. El cántaro rechazado con violencia, fue rodando abajo, entre los demás cerros calvos; y rompiéndose en el lozano prado que ahora se llama de Buenavista, produjo el vertedero que fertiliza la parte inferior del valle. Como estas amables leyendas, recogidas de labios de naturales de aquellas comarcas, traen muchísimas otras el libro del cura Avila y el del jesuíta Arriaga, ambos del siglo XVII. Habría que compararlas( para apreciar cabalmente las diferencias entre las razas sud-americanas), con los adustos cuentos araucanos de monstruos y aparecidos, sus héroes cuchilleros o langemtuves, sus crueles ancbimallen o duendes, sus buytranalbues cuyo aspecto es mortal y se alimentan de sangre humana, las vaticinadoras de terremotos, los viajes a la lóbrega mansión de los difuntos, y el alado caballo de fuego( cberruve) que cruza tronando