Libro digital 1 TOMO-5 | Page 122

94 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO "A la llanura Solitaria -íbamos los dos- a oir al tri- nar de los pájaros". El Ayataquí, lamentación de la huér- fana, y el 'Ruancasca cuzqueño, son acabados tipos de lúgubre y desolada inspiración. Otras coplas invocan al poderoso río Apurímaj, que gira y ondula entre aldeas y caseríos: L/ajtan, llajtan múlluy Apu buarpa mayu . .. o comparan el talle de las doncellas al cimbrear se de los maizales. En estos rústicos versos, la égloga se bosqueja con plástica y luminosa simplicidad. Más en el fondo apun- tan signos sombríos, malos agüeros, conformes a la paté- tica fantasía india. La pastora adolescente apacienta el re- baño en una verde loma, sobre la cual revuelan, acechando, en el aire sereno, halcones y cóndores; y los zagales bron- cíneos se apoyan en las pétreas canchas de los apriscos, por cuyas rendijas musgosas asoman husmeando los zorros rapaces (Cantos de Chupaca). En el horizonte despejado, soplan vientos precursores de tempestad y granizo Los ar- bustos de las quebradas cobijan a la pareja de amantes; y la estrella del amanecer luce trémula y pía sobre los ayes melódicos del desdeñado (Cantos de Huancayo y Ayacu- cho). La misma suavidad lírica, la misma incomparable man- sedumbre, mezclada a ratos con intenciones satíricas y bur- las, caracterizan las fábulas y consejas en prosa. En ellas, no sólo hablan los animales, sinq los árboles, las cuevas y los cerros; toda la Naturaleza se anima y personaliza. En su intuitiva inocencia, el quechua concibió la fraterni- dad del Universo. Las aguas sagradas de los manantiales (puquíos) infunden el cariño o el olvido. Las rocas y las pampas se conduelen de los desgraciados; y las clementes y misteriosas palabras con que dialogan, sólo pueden oírse