Libro digital 1 TOMO-5 | Page 120

92 JosÉ DE LA RIVA-ACÜERO el P. Cobo 26, es como sigue: re ¡Oh Sol Padre mío, que dis- jiste: ¡haya CUZCO! y por tu voluntad fue fundado y se con- serva en tanta grandeza-, sean tus hijos los Incas ven- cedores de todas las gentes, pues para esto los creaste". Varios cantos guerreros -por lo general monorrimos, consonantes en la última sílaba solamente-, trae el curaca D. Felipe Huamán Poma de Ayala, acompañados de pin- turas explicativas, en su Crónica y Buen gobierno, des- cubierta hace pocos años por Pietschmann en la Biblioteca Real de Copenhague. Mas sobre las resonancias bélicas, naturales en un pueblo tan conquistador, predominaron en el arte indígena la ternura sollozamente y la ingenuidad pastoril. Es la que- chua una raza dulce, soñadora y quejumbrosa, fina aun en medio de su presente degradación. En los apartados dis- tritos de la Sierra, se escuchan hoy mismo las genuinas me- lodías autóctonas, las cuales, por su limitada gama, se dis- tinguen perfectamente de la música posterior o mestiza. Los peruanos prehispánicos no conocieron sino cinco no- tas, pero vislumbraron la polifonía 27. Un indio contempo- ráneo (nuestro entusiasta y benemérito folklorista musical, Daniel Alomía Robles), ha recopilado innumerable cantidad de temas líricos: si en su colección hubiera más estrictez crítica y conocimienos técnicos, podría revalizar en origi- nalidad y riqueza con las rusas de Rimsky Korsakow y Melgonow, a cuyos aires populares se asemejan a veces los incaicos, y preparar así la nacionalización de la música peruana. Hay cantos religiosos, como la llamada Plegaria al Sol, (ejecutada con frecuencia, en estos últimos tiempos, 26 lIist. del :Nuevo :Mundo I Libro XII, Cap. XXIII. 27 Véase el artículo de Guhllermo Salinas Cossío, Consideraciones sobre la lírica indígena, en la revista :Mercurio Peruano, volumen 1 (Lima, 1918).