EL IMPERIO INCAICO
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con lmagenes de los Incas y sus fábulas en las cenefas,
remitió el Virrey Toledo a D. Felipe U, al propio tiempo
que las informaciones jurídicas sobre el gobierno incaico y
el resumen historial de ellas por Sarmiento de Gamboa.
Mas los circunstanciados anales del Imperio constaban
en los cantares épicos que los haráhuej, poetas oficiales,
ayudados por el sistema mnemónico de los c{uipus (cor-
doncillos de diversos nudos y colores) recitaban en las
muy principales solemnidades, como eran las mayores fies-
tas de su religión y los aniversarios de sus reyes muertos.
Cieza de León dice que se cantaba a voces, mirando al
monarca presente, y que comenzaban con la siguiente fór-
mula: "¡Oh Inca grande y poderoso! el Sol, la Luna, la
Tierra, los Montes y Arboles, las Piedras y tus Padres te
guardan de infortunio; -y te hagan próspero y bienaven-
turado sobre cuantos nacieron-o Sábete que las cosas que
sucedieron a tu antecesor, fueron estas o o o" Las crónicas
de Cieza y de Sarmiento, y más en particular la de Be-
tanzos, son el compendio, y la última a trechos la traduc-
ción, de aquellos cantares.
Un cantar de diverso género, no ya épico sino elegía-
co, se atribuía al más famoso de los soberanos, al Inca
Pachacútej, el gran legislador. Es su canción de agonía.
Sarmiento de Gamboa reproduce la primera estrofa: "Nací
como amancay 25 en un jardín; -vino mi edad, ya florecí,
me marchité y me muero" (ob cit.; cap. 47) o Fúnebre ins-
piración, muy distinta del himno triunfal que el mismo
Sarmiento nos trasmite, con el que se rememoraba la emi-
gración incaica de Pacaritambo: "Pues somos nacidos fuer-
tes y sabios, seremos poderosos.- Salgamos de este asien-
to; vamos a buscar tierras fértiles. -Donde las hallaremos,
sujetaremos a las gentes.- Hagamos guerra a cuantos no
nos recibieren por señores". La oración al Sol que copia
25 Especie de azucena peruana.