Libro digital 1 TOMO-5 | Page 107

EL IMPERIO INCAICO 79 con el área de la posterior de los Incas, y la aventajó en invención y empuje, según su orfebrería, su cerámica y sus costrucciones megalíticas lo atestiguan. El problema que sobre ella se plantea, consiste en averiguar si fue de la raza quecbua, o de la que inexactamente se conoce por aymara y con propiedad debería denominarse colla. Por el aymarismo se deciden Middendorf, Max Uhle, los doc- tores Rivet y Lorena,6 y el Marqués de Créqui-Monfort. No obstante el crédito y peso de tales autoridades, nun- ca han podido convencerme en este punto por las mu- chas imposibilidades que su sistema implica. Si defiendo el origen quechua, o mejor protoquechua, de la cultura de Tiahuanaco, no es ciertamente por apego a una hipótesis propia, pues no soy yo el primer propugnador de ella, sino el Dr. Patrón, quien la formuló particularmente en su dis- curso del 29 de julio de 1906 ante el Instituto Histórico de Lima. Un primer argumento de los aymaristas se resuelve en que Huiracocha, creador de Tiahuanaco y del mundo según la mitología indígena, y cuya figura aparece en el monolito de la Acapana, fue divinidad aymara. Pero el supuesto es dudosísimo, en alto grado improbable. El nom- bre y culto de Huiracocha son esencialmente quechuas, y en su leyenda se le ve siempre maltratado en las regiones aymaras o mixtas y bien acogido y adorado en las quechuas genuinas. Los Callas al cabo conocieron y aceptaron la de- nominación de Huiracocha para el dios creador, por la propagación y compenetración de religiones y culturas en el proceso histórico; pero su dios gentílico o advocación nacional era T abuacapa, llamado también Arnabuan, a quien los quechuas declaran hijo o criado infiel de Huira- cacha, y enemigo de sus adoradores. Cuando los Incas guerreaban con los Chancas -nación que parece aymara, 6 Dr. Antonio Lorena, en el Boletín del Centro Científico Cuzqueño.