EL IMPERIO INCAICO
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por íntegramente mitológicos los relatos que los naturales
de la Costa conservaban sobre su arribo marítimo a las pla-
yas del Perú. Bandelier procedió en esto con su extremosi-
dad y suspicacia acostumbradas. 3 Las condiciones del
Océano Pacífico en aquellas latitudes hacían mucho más fá-
ciles las expediciones navales costaneras que no el camino
de los desiertos o el descenso de los Andes, cuyas faldas
ocupaban tan distintas naciones. Infinitas circunstancias in-
ducen a creer actualmente que los primitivos civilizadores de
la Costa, proceden del Norte, y no del interior o sea de
la Sierra, por mas que a ella extendieran en lo sucesivo
su influjo, y pueda así atribuírseles el bajorrelieve de Cha-
vÍn de Huántar, junto a Huánuco, que se guarda en el
Museo Nacional de Lima.
Comenzaban entretanto en la Sierra las civilizaciones
propiamente andinas, las llamadas hoy por nosotros Ay-
mara y Quechua, basadas en el cultivo de la papa y la
domesticación del llama. Las razas quechua y aymara son
hermanas gemelas, braquicéfalas ambas, y tan semejantes
en todo que D'Orbigny las reputó el mismo tipo étnico.
Observadores modernos mas minuciosas, Chervin y Rou-
ma, han advertido después algunas diferencias, pero tan
leves que resultan insignificantes. Los respectivos idiomas
tienen igual fonética y morfología; y la divergencia de sus
vocabularios, aunque efectiva, se ha exagerado muchísimo.
El examen del caucfui, dialecto que unos pocos indios ha-
blan aun en las serranías de Yauyos (departamento de
Lima), permite adivinar un paleocfuechua, una perdida
lengua común, de la que el quechua y el aymara deben de
proceder. Los unen los mismos nexos que en otras familias
3 Vid en American Antbropologist. T. VII.