Libre Fantasía Marzo 2017 | Page 16

16 LibreFantasía/Vol.01

–Ah, bueno. Por ahí hubieras empezado –Andrew se puso de pie, y se desperezó poniéndose las manos a la espalda–. Si quieres que algo salga rápido, necesitas ayuda.

–No, gracias. No me apetece que eches a perder otra pócima.

–¿Y quién dijo que sería yo?

Andrew se acercó a la librería de Igor y repasó los lomos de los libros con el dedo, como buscando deprisa un tomo en especial. Karl lo miraba desde su banquillo. Sabía que su condiscípulo tomaba los documentos de Igor mientras todos dormían para leerlos e intentar mejorar, aunque fuera un poco. No había querido intervenir, pues las equivocaciones del chico a veces resultaban entretenidas. La mejor fue aquella en la cual elaboró una pomada que debía curar forúnculos pero los transformaba en espinillas porque confundió un manojo de toronjil con hierbabuena. Sin embargo, cambió de opinión al advertir el texto elegido por su compañero de estudios.

–Yo que tú devolvía ese libro donde estaba –Karl se levantó despacio–. Igor dice que está maldito.

–¡Cuentos de viejas! –respondió Andrew– Igor tiene un montón de cosas malditas. Las tocamos siempre y nunca ha pasado nada. ¿O sí?

–No, pero…

–Pero nada. Has visto cuán atrasada va Jayn. Si no terminamos el trabajo a tiempo y nos ponemos a ayudarle, la cura de la peste se retrasará también y el príncipe Sigfrid nos pondrá a todos en la picota. Yo no quiero acabar en la picota. Y, por si fuera poco, ya me estoy cansando de tanto colar matarratas.

–Entonces, ¿qué harás?

–Espera un poco –abrió el libro y comenzó a pasar las páginas ruidosamente.

–¿Y qué opinas tú? –Karl dejó caer la pregunta en manos de la peliverde.

–Que deberíamos quitarle el estúpido libro.

Los dos ya iban a por Andrew. En ese momento, levantó una mano para indicarles que se detuvieran.

–¡Ya encontré lo que buscaba!

Se dio media vuelta, cogió el banquillo de Andrew con la mano desocupada y se paró encima para darse altura y bajar de la repisa más alta una pequeña y vieja caja de madera con runas talladas, oculta bajo pergaminos.

–¿Y qué es eso? –Jayn se cruzó de brazos.