16 LibreFantasía/nro 4
Ptauht se dio ánimo unos minutos, la luz de la mañana le permitía observar bien la plataforma sobre la que descendería. La caída doblaba su altura. Desde allí las nubes se veían muy cercanas, y la aldea parecía una mancha que sobresalía del lago, tan suave y liso como de azul pintado. Inspiró profundamente y se descolgó por la pared aterrizando sin problemas. Siguió ascendiendo y cuando calculó que estaría tocando las nubes, descubrió que si bien alrededor no había nada, ya a su altura y frente a la pared rocosa se empezaba a divisar. De hecho, el lago hacia abajo también empezaba a quedar oculto por la capa de nubes más baja. Maravillado se dio cuenta que había subido tanto que estaba a la altura de las nubes, pero por alguna magia que no llegaba a comprender él estaba aislado y no podían tocarlo. Pensó que esto era voluntad de Nu´g-tha quien lo estaba protegiendo, y se dio fuerzas para subir con más entusiasmo aún.
Dos veces más se encontró con desniveles, cada uno peor que el anterior. Pero era tal su entusiasmo que no dudó en saltarlos. Las nubes estaban ahora por encima y debajo de él, cerrándose por donde había pasado anteriormente y ahora ya no podía divisar el valle. Encontró un desnivel más, y al saltarlo encontró en la base muchos huesos dispersos. Huesos sin duda humanos. Desconfiado miró a su alrededor, no pudo ver más que la pared rocosa cercana, y más allá las nubes rodeándolo por encima y debajo. Al ver que la esfera de protección de Nu´g-tha todavía lo acompañaba se sintió tranquilo y siguió adelante.
Ahora todo era en subida y la pendiente era menos escarpada, las rocas se suavizaron. De a poco empezó a vislumbrar como las nubes por encima de él se hacían más tenues. Hasta que de pronto se despejaron y maravillado vio una como una tela azul se veía tras ellas, como tener el lago por encima de cabeza, pero mucho más claro y liso. Con una alegría indescriptible subió aceleradamente a pesar de su cansancio. Las rocas sobre sus pies se empezaron a mostrar mezcladas con tierra y barro, y la suavidad de su textura alivió sus pasos. Las nubes comenzaron a abrirse a su alrededor y el espectáculo que vio lo dejo sin aliento. Las paredes rocosas que estaba escalando terminaban contra la tela azul, y vio además que se encontraban bañadas de un reflejo dorado que nunca había visto. Levantó sus manos y vio que el dorado también las bañaba y producían una sombra sobra la pared de roca. Un escalofrío recorrió su espalda, giró lentamente y un resplandor tan fuerte como nunca había visto le hizo entrecerrar los ojos.