14 LibreFantasía/nro 4
La forma en que se dieron cuenta de su interés por explorar fue casi un accidente. Cuando nadie lo veía, ni podía extrañarlo, Ptauht marchaba hasta un sector de la pared rocosa oculto por el bosque, y trataba de subir encontrando zonas de fácil acceso. En general esto terminaba a los pocos metros con paredes infranqueables o salientes imposibles. Aunque cada vez ganaba más experiencia y lograba realizar ascensos de varias decenas de metros. Fue así que una vez halló arriba a Jhnaght, quien tenía su propio estilo de trepar por las paredes. Pasada la primer sorpresa no tardaron en ponerse de acuerdo en explorar juntos. Además fue el quién le enseño a protegerse los pies con ramilletes de arbustos atados, y hojas envolviendo los dedos de sus manos para que no se cortaran.
Aunque no todo era juego para Ptauht, también debía pasar un tiempo aprendiendo a preparar la tierra y sembrar alimentos para la continuidad de la vida. Todo era un ciclo constante, el día y la noche, la siembra y la cosecha, la vida y la muerte. Aunque esto le resultaba aburrido para Ptauht, los ciclos son predecibles, siempre se repiten. Nada cambia en realidad, salvo que algún día todo terminaría para Ptauht, y seguirían otros luego de él. En su interior se resistía que su vida se redujera solo a eso, y comenzó a alimentar la idea de que si pudiera llegar hasta Nu´g-tha quizás pudiera hacer algo distinto de la suya. No sabía bien qué, pero estaba seguro de que lo sabría en cuanto llegara a Nu´g-tha.
Un día se encontraba bordeando un risco con su amigo, en otra de sus tantas exploraciones, cuando hallaron una escena macabra: en una grieta encontraron los restos óseos de quien debió ser alguna vez una persona. Al principio se sorprendieron, pero dada la inocencia de su forma de vida y la sencillez con la que trataban la vida y la muerte no llegaban a espantarse. Los huesos blanquecinos estaban mezclados en lo que debían ser restos de un taparrabos, y a su lado había una caña gruesa. Tomando la caña, la inclinó y sobre su mano se deslizó una especie de papiro enrollado, hecho seguramente con una corteza resistente. Al desenrollarla vieron que tenía un dibujo extraño. Jhnaght lo encontró bonito y lo guardó, decidiendo regresar por ese día.