La aldea Th'amn quedaba en el seno de un valle. Pero Th'amn también era el universo para los pobladores de la aldea. Estaba conformado por la planicie y el lago central, las chozas al lado del lago, y las paredes rocosas que los rodeaban en forma perfecta. No había salida visible que no fuera subiendo por los riscos escarpados y de salientes afiladas que podían disuadir a cualquiera de siquiera intentarlo. Este universo terminaba, para sus habitantes, en la capa de nubes eterna que ocultaban las cimas de las paredes montañosas. Nunca se despejaban, solo podían estar un poco más altas o más bajas de acuerdo al humor de Nu´g-tha. Y nadie podía imaginar que existiera algo más allá de su universo.
Nu´g-tha era una divinidad misteriosa que proveía desde el cielo la luz y el calor natural. Los ancianos afirmaban que tenía forma difusa circular, y que vivía entre las nubes. Una vez cada varias generaciones semioculta por las nubes se dejaba ver de esa forma para que se supiera de su poder, pero nadie debía mirarlo directamente ya que en castigo podía quitarle la vista al osado. Por ello se suponía que el reino de Nu´g-tha estaba en el techo del mundo y cuando dormía todo se oscurecía; y así todos ellos sabían que debían dormir también.
Esta historia encantaba a Ptauht, que en cada floración escuchaba relatar a los ancianos reunida toda la aldea al lado del fuego. El joven Ptauht era muy enérgico y de gran destreza. Los árboles solo habían dado 16 veces sus frutos desde que nació, así que tenía mucho por vivir aún. Ptauht era muy curioso y podía pasar horas mirando embelesado a las paredes rocosas, trazando rutas imaginarias que trepaban hasta las nubes. Sabía que estaba prohibido escalarlas, pero con lo peligrosas que eran nadie consideraba intentarlo siquiera. Pero la tentación de explorarlas crecía en su interior, y desde hacía un tiempo encontró un compañero con quien compartía la misma inquietud, llamado Jhnaght.
13 LibreFantasía/nro 4