lhbgcp | Page 33

TEMAS ESPECIALES de y porque no es bueno para el país. Y si tanto le gusta disfrutar el poder, entonces formalícela y dele un cargo como, por ejemplo, el de presidenta del Consejo de Ministros, o que encabece la lucha para restablecer la seguridad ciudadana. Le aseguro que no va a querer, porque a ella sólo le gusta probar la miel del poder, pero sin responsabilidad; y participar sólo en las cosas bonitas, favorables, que destilen generosidad y que rindan ganancias populistas. la ofensa y no deseamos permitirlo, porque es como si alguien sin ninguna autoridad, nos ninguneara; por eso es que nos atrevemos a opinar, porque se está maltratando a nuestro país, a su Ejecutivo y, sobre todo, a nuestro Presidente, por su propia esposa, sobre la que la mayoría cree que se estaría comportando como una metomentodo, entrometida o metiche. Al término de su mandato podría ser Ud. el hazme reír de todo el mundo. Por segunda vez le digo, que se ajuste de una vez los pantalones y asuma el total liderazgo del país y sáquelo adelante con sabiduría. Ordene a su esposa que por su propio bien y el del país, sólo se limite a sus funciones como Primera Dama y cuestiones afines, y que no se inmiscuya en el Consejo de Ministros ni se dedique a dar órdenes o autorizaciones directas a los ministros u otros funcionarios del ejecutivo, porque no le correspon- La actitud espontánea que aparenta la Sra, Nadine al respecto, rayana en el capricho de salirse siempre con la suya o de demostrar que ella es la que manda, hace que se perciba en los niveles más altos del ejecutivo peruano tufos de folklorismo y de montesinismo, comenzando por los no tan acertados nombramientos de presidentes del Consejo de Ministros, ministros y demás funcionarios, a los cuales se les pierde pronto la confianza, se los maltrata y se los cambia. Pareciera que a ella no le interesa el bien del país, sino más bien su propio ego, el de gozar con el ejercicio del mando y tener marionetas a quienes manipularlas a su antojo. Y si algún ministro o funcionario quisieran tener opinión o criterio propio, que no le guste a la doña o a la pareja, ipso facto, el aparato presidencial, su entorno, así como sus ayayeros y ayayeras le mueven la alfombra al funcionario irreverente, le “serruchan el piso”, le develan sus “anticuchos”, lo aíslan y les preparan “camitas” hasta obligarlo a renunciar, tal como le pasó recientemente al ex premier Villanueva y, como pronto, le pasará a la ministra Omonte. Al mismo estilo de Montesinos. Los ayayeros y sobones siempre piensan que apoyar al jefe es hacerle el amén en todo lo que él diga o proponga, porque no se Revista Guardia Civil atreven a contradecirlo o darle una opinión contraria así se den cuenta de que está equivocado, y esto se acentúa, aún más, cuando el “jefe” tiene vocación de dictador o tirano, porque este se cree infalible y no acepta oposición (estás conmigo o en contra de mí, es su clásica expresión) ojo con eso. En cambio, un verdadero demócrata, acepta, analiza y evalúa las sugerencias de sus asesores. Así que señores ayayaeros, sobones, piquichones y demás rastreros, nuestro Presidente tiene aún cierta nobleza, así que háganle un favor al país y sugiéranle un cambio de actitud sobre el tema, remárquenle que la intromisión de su esposa y el desacertado e inoportuno incremento brusco de las remuneraciones de la burocracia dorada lo van a hundir en el desprecio de su pueblo, agravado aún más, según las últimas encuestas por la negativa a agendar el salario mínimo vital que, dicho sea de paso, le debe haber sabido a chicharrón de cebo al Ministro de Economía, que es otra de las tres patas del poder de este gobierno, que está pasando piola. Es el colmo que en dos años y medio se haya cambiado 5 presidentes del Consejo de Ministros; es decir un cambio de timón cada semestre. Así no se va a poder conseguir un trabajo de gabinete sostenido en el tiempo con propuestas o proyectos que se terminen bien en todos los sectores; además de estar con dimes y diretes entre autoridades supuestamente del más alto nivel. Se ve feo y así se pierde autoridad y respeto que trasciende internacionalmente. Parecemos realmente una republiqueta con un Presidente que todavía no tiene claras las cosas y que además, confunde el amor a su mujer con la permisividad de tolerarle caprichos y pataletas que viene afectando su imagen como hombre y como Primer Mandatario, haciéndole perder prestigio interna y externamen- 31