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Por Katia Lozano Hernandez

Lex Scripta

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Desde su campaña, el presidente de los Estados Unidos ha demostrado su inconformidad con respecto al TLCAN y ha insistido en renegociar. El 23 de enero del año pasado, firmó una orden ejecutiva para llevar a cabo la renegociación y desde entonces se han realizado un total de 7 rondas en donde el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo se ha reunido con el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer y la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland. La más reciente de estas rondas se llevó a cabo el 5 de marzo del presente año en la Ciudad de México y en total se han revisado solo 6 capítulos de los 30 que integran el TLCAN.

Este año representa un reto enorme para las tres naciones ya que en todos se celebrarán elecciones y el ambiente político que se genera no es el más idóneo para las labores de renegociación así lo señala Lighthizer: “Nuestro tiempo es muy corto. El 1 de julio, México elegirá nuevo presidente [...] , México no es el único país que tiene elecciones, tanto Ontario como Quebec tienen elecciones para fines de este año, y Estados Unidos tiene las suyas para para noviembre de este año… Todo esto complica nuestro trabajo bastante, temo que cuanto más procedamos, más sentiremos estos vientos políticos”.

Ante esta situación, la inestabilidad del presidente Trump y sus constantes amenazas de abandonar el TLCAN si es que México y Canadá no cumplen sus demandas de renegociar el tratado cada 5 años así como de recortar el superávit comercial de ambas naciones con Estados Unidos, la supervivencia del tratado está en juego. Aunque no se sabe exactamente cuándo podría pasar esto, se debe tomar muy en cuenta este hecho así como las consecuencias económicas y legales que podría traer a nuestro país en el corto y largo plazo.

Para empezar, el artículo 2205 del TLCAN estipula que: “Una Parte podrá denunciar este Tratado seis meses después de notificar por escrito a las otras Partes su intención de hacerlo. Cuando una Parte lo haya denunciado, el Tratado permanecerá en vigor para las otras Partes”, lo cual quiere decir que aunque Estados Unidos decida abandonar el tratado, se tendría que esperar un periodo de medio año para hacer efectiva su salida y también se señala que dicho acuerdo seguiría vigente y en operación por Canadá y México.

Por otra parte nuestro país tendría que enfrentarse a otro marco legal con respecto a su relación comercial con Estados Unidos, implementando así las regulaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y se daría más libertad a México en cuanto a los aranceles en sus importaciones gracias al uso de “tasas consolidadas” (las cuales se refieren a la tasa máxima que los miembros de la OMC pueden imponer) , estas son más altas en comparación con las tasas de “nación más favorecida”, manejadas por Estados Unidos, esto es relevante ya que beneficiaría la economía de México por las tasas nuevas y no bajo la dirección de los Estados Unidos.

Fin del TLCAN: ¿Qué se esperaría en México?