En el caso de Brasil, la CTU representa un caso paradigmático de construcción del
poder sindical en América Latina (Mirza, 2006). El propósito de su creación fue la
restauración de la democracia, la libertad de opinión y la lucha por el salario y los derechos
reprimidos durante la dictadura militar de Humberto Branco. Surgió como respuesta al
autoritarismo y no lograría su legislación hasta cinco años después de su creación, en 1988,
con una nueva Constitución Federal. El grado de organización de la CTU fue alto pues
contaba con dos niveles: vertical y horizontal, que le permitían afirmar las autonomías
regionales y la descentralización. La capacidad de respuesta y propuesta de este
movimiento siempre fue constante y congruente con su estrategia de lucha y oposición
desde su fundación, por lo que podría calificarse como alto. Gracias a su tasa de afiliación,
alta también, la Central contó con una extensa capacidad de movilización.
Pero habría que recordar que
ambas
organizaciones
siempre
tuvieron claras sus metas y
propósitos; fue su constancia y
cohesión lo que permitió que
algunas
luchas
resultaran
victoriosas y otras no. Tanto la MTD
como la CTU tuvieron la fuerza
suficiente para provocar un cambio
dentro de su sociedad y en la
política nacional de cada uno, lo que
demuestra el poder de organización,
Movimiento de la CTU en Brasil
movilización y la legitimidad frente a
la sociedad. Su participación e
incidencia en las políticas de cada uno de sus países demuestra el poder que los soberanos
tienen sobre las acciones del Estado y deben servir como referente para hacernos
reflexionar acerca del poder que podemos alcanzar cuando la sociedad se organiza. Son
movimientos que no deben quedarse en el olvido, sino mantenerse en la memoria de todos
los ciudadanos para entender que siempre podemos ser escuchados.
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